Saturday, June 24, 2006

X La mujer que vuela (Parte II) (4)

Cont.
Parte II
El diario



***

Las virtudes pueden ir acompañadas de defectos. “Pueden ser éstas mismas”. Son las 10:30 AM del día 28 de abril.

Hoy es cumpleaños de tu hermana Sandra, no la viste porque ella se quedó la noche anterior en su escuela, la Faculta de Economía.

Fabiola, la chica de la que está enamorado tu amigo Javier, vino a remover un poco el pasar de tu vida. No es tan drástico, pero presientes algo mayor.

Las primeras horas del día 21 de abril, en la brigada, al momento de cubrirse del frío, al meterse bajo las cobijas que tendieron y abrazarse mutuamente, hicieron un juego que los mantenía riendo, despiertos y en movimiento, era un ejercicio que contrarrestaba física y sicológicamente el frío y el pánico de la primer noche de la huelga. Dicho juego consistía en colocar sus manos sobre los demás y tomar algún brazo o una mano que se encontraran. “¿es tuyo?” y alguien decía “¡no, es mío!”. Era gracioso el error, pero lo más gracioso era el doble sentido que flotaba con la pregunta, nunca se especificaba qué es lo que se había agarrado. Decidieron nombrar esa brigada como “La brigada de los perversos”.

Fabiola y tu, permanecieron abrazados y tomados de la mano mucho tiempo, hasta que, temprano, por la mañana, se despidió y se fue a trabajar. Tu seguías molesto porque Luna se había ido hacía mucho rato con Gibrán y apareció hasta la mañana solo para despedirse.

Regresaste a tu casa esa tarde y volviste al día siguiente, jueves 22 de abril por la tarde y volver nuevamente a casa el día 23 por la noche. Durante esos días, del 21 al 23, fue muy difícil acordar un plan o una estructura de trabajo bien realizada, los proyectos para actividades y talleres surgieron, pero no se realizaron por falta de compromiso de las personas o por falta de gente que acudiera. Félix coordinaba difusión cultural, pero estaba tan metido en todas partes, que cuando se le solicitó el reporte de su comisión en asamblea no supo decir nada coherente por lo que intervino Eliuth y dio el informe completo ya que había estado trabajando conjuntamente con Mónica y contigo. Desde ese momento, Eliuth y tú, quedaron como coordinadores de la comisión de Difusión cultural.

El viernes 23, por la tarde te abordó el cansancio y tenías que irte, además esa tarde habría un concierto de Madredeus en el zócalo, pero estabas tan cansado que habías decidido no ir. Cuando ibas a despedirte de Fabiola, ella junto con Yumiko y Javier se habían incorporado ya, a un taller de expresión corporal. Te invitaron. Aceptaste. Durante y después del taller, la energía fluyó de tal modo, que no pudo sino ser realmente una expresión corporal la que los hiciera despedirse varias veces e ir acercando cada vez más el beso de la mejilla a la boca sucesivamente en cada despedida.

Acudiste nuevamente el sábado a la escuela tras haber ido a tu clase de photoshop en la escuela de computación. Llegaste como a las 5:00 y no viste ni a Eliuth ni a Fabiola.

Esa noche Javier entró en una crisis por la abstinencia a la marihuana y acudió a ti pidiendo apoyo y ayuda. Te asustaste, jamás lo habías visto tan mal. Lloró largamente entre angustia y desesperación. Dijo que estaba enfermo, que él no quería vivir así. No supiste decir nada. Enmudeciste. Lo abrazaste fuertemente, apretaste sus manos, acariciaste su cabeza… te sentiste mal por no poder hacer nada.

Más tarde, entre Fabiola y tu sucedía algo, ambos preparaban un terreno al que no te atrevías aún a entrar, sin embargo ella lo hizo. “Tengo muchas ganas de darte un beso” te dijo. Respondiste, dejando un “pero” en el aire, que tu también querías. Ambos entendieron que si lo hacían, causarían algún daño a Javier. Te sientes culpable, claro, culpable, porque de cualquier modo lo hicieron, y él lo notaba en sus rostros cuando se acercaba y ustedes trataban de disimular cuando soltaban el abrazo, se besaban cuando lo creían ausente, pero siempre llegaba nuevamente y él adivinaba todo.


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Curiosamente, para el día 22 de abril, el movimiento ya estaba trasminando al ambiente político. Por un lado, el Rector Barnés insistía en declarar con peticiones a los partidos políticos para que no se metieran en el conflicto, que era una cuestión de universitarios y que se resolvía entre universitarios. Por otro lado, lo partidos comenzaron a echarse la bolita unos a otros, la mayoría coincidía en que el PRD estaba metido con todo en el movimiento y que además invertía recursos en él, sin embargo, se defendían diciendo que cualquier persona era libre de participar en movimientos sociales por cuenta propia, y claro, era el caso de algunos militantes del partido, sin embargo no solo eran ellos, porque también gente del PRI decía que había gente del PAN dentro del movimiento y que estaban muy interesados en que se pagaran cuotas en la UNAM. Otros partidos pequeños, sin embargo, hablaban de que mientras unos se decían de otros, todos los partidos estaban interesados en el movimiento porque a partir de ahí tratarían de ganarse el voto de todos los universitarios al hacer frente a los problemas económicos de la educación. A pesar de que no fue ni una ni otra, todas esas cosas tenían algo de razón.

Por su parte, las autoridades universitarias comenzaban su juego sucio amedrentando a la comunidad del movimiento en distintos flancos, es decir, por la noche los porros acechaban las facultades y planteles, y en los medios ya sonaba la versión de que éstas, las autoridades, habrían de proceder penalmente contra algunos de los estudiantes identificados. En sus reuniones hablaban ya de cómo proceder con un plan de clases extramuros y se hacían llamados a la comunidad estudiantil a que se uniera contra los huelguistas.

Obvio, los medios ayudaban mucho a estos fines.



***

Aún cuando no se quiere pensar se piensa, solo que se hace de manera diferente o como conciencia nihilizadora del pensamiento que se quiere omitir. Son las 8:30 PM del día 4 de mayo.

Hace algunos días que no has querido pensar nada acerca de lo que estaba sucediendo, y principalmente con Fabiola. Sin embargo, parece que ayer terminó todo entre ustedes cuando ella te dijo “¿sabes?, eres un pendejo, la neta me decepcionaste bien cabrón…”. Al menos no te sientes mal, o lo crees.

Pero tienes un conflicto, la razón por la que Fabiola se puso así. Durante estos días, conociste a otra persona que se llama Brenda, en cuanto te llamó la atención te acercaste a decirle que es muy bonita, se presentaron y después de unos días ya se hablaban muy bien. Mientras, con Fabiola se seguía desarrollando una relación muy cercana a un noviazgo. Algo te estaba fastidiando mucho con ella, porque se pasaba el tiempo hablándote de Juan, su ex novio; a veces lloraba o hacía dramas cosa que te incomodaba bastante porque te veías a ti mismo lidiando con cosas que te parecen de secundaria. Y muy a pesar de que crees que no puedes vivir con esas cosas, tampoco tuviste el valor de decírselo abiertamente. En lugar de ello, le dijiste que había otra persona que te interesaba y que te hacía sentir pocamadre.

El domingo pasado (2 de mayo), realizaron un festival de día del niño. Fue un trabajo muy pesado. Desde los preparativos de la noche anterior por los que casi no durmieron y posteriormente con las actividades, los talleres y los juegos con que atendieron a los niños del pueblo de Santiago que acudieron. Desde el taller para hacer papalotes hasta las carreritas de costales, la gente se vio muy participativa y los niños contentos, los padres mostraron tanto su entusiasmo que hasta terminaron por enseñar ellos a ustedes, cómo hacer los papalotes porque los que ustedes hicieron simplemente no volaban. Fue un trabajo realmente hermoso que concluyó cerca de las 4:00 PM. Tu ya no quisiste hacer nada, ni siquiera recoger las cosas o limpiar. En lugar de ello, planearon ir a casa de uno de tus amigos a tomar cervezas para relajarse. Algunos se adelantaron a la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), porque habría una reunión ahí. Algunos otros junto contigo, los alcanzarían después.

Por la tarde, casi noche, encontraste a Brenda, te vio tan cansado que te dijo que te fueras a dormir y también te dijo que esa noche habría muy poca gente en la escuela, razón por la que le prometiste volver por la noche.

La reunión en la ENEO ya no se realizó, por lo que todos regresaron a la ENAP, pero el plan de las cervezas continuaba, solo que no podían ponerse de acuerdo en dónde se realizaría. Víctor y tú, querían quedarse en la escuela, tu razón obviamente era Brenda, pero eso no se lo dijiste a nadie. Los demás, o sea Héctor, Fabiola y Félix, querían ir a casa de Héctor. En lo único que se pudieron poner de acuerdo por lo pronto fue en comprar unas cervezas, así que Félix, Víctor y tú fueron a la tienda a comprarlas. Los demás los alcanzaron con el plan de ir a la casa. Fabiola te convenció de ir, aunque en realidad te sentiste comprometido a hacerlo ya que Víctor ya había aceptado la idea. Lo absurdo del asunto es que en ningún lugar, por más que buscabas, lograste encontrar un teléfono para llamar a la escuela y disculparte con Brenda. Rompiste la promesa.

Ya en la casa, tomaron cervezas, viña y tequila. Ni Fabiola ni tú tomaron mucho, en cambio se subieron a la azotea a platicar. Ahí fue cuando tú le hablaste de Brenda. Ella habló de cosas que le cagaban de tu actitud. No obstante empezó a besarte provocadoramente, claro, ella tomaba eso ya casi como un reto, porque días antes ya te había estado incitando a ello, pero tú te negabas por temor a no sabes qué, crees que al embarazo, que a las enfermedades, que a tu respuesta física, que a tu respuesta emocional… en el fondo debe ser una mezcla de todas. Pero te estaba besando y accediste, decidiste ceder ante la provocación, por lo que te acomodaste y comenzaste a deslizar tus manos por sus brazos, luego su vientre, lentamente avanzaste el ascenso hacia los senos, acariciabas suavemente. Ella te besaba el cuello, y alternaban. Descubriste su vientre y repetiste el recorrido anterior pero ahora directamente sobre su piel. Besaste su ombligo y el recorrido que tus manos emprendieron fue en descenso, fue de sus piernas a los muslos, las rodillas, los muslos nuevamente, el vértice, lentamente el vértice, suavemente el vértice. Ella te ayudó a aflojar su pantalón, a abrirlo. Tu boca comenzó a descender también con besos, el vientre, el césped de su vértice, la entrepierna, y finalmente la cima, la perla rosada de ese templo cálido que fue habitado por tu lengua y tu tacto. Hasta que provocaste una explosión en su cuerpo. Ella correspondió el gesto haciéndote explotar de la misma manera.

A la mañana siguiente Víctor y tú regresaron a la escuela mientras los demás se quedaron acostados. Llegando te encontraste con Brenda, tu corazón latió rápido y ella te hizo un gesto de desprecio “vas a ver eh!… ya no te quiero” dijo, “no, no es cierto, sí te quiero”… En pocas palabras te deshizo. En el fondo, sabes que no te hará caso y que si es linda contigo puede ser más por simpatía y otro poco por compasión.

Justo en este instante son las 9:30 y vas en dirección a la escuela, vas simplemente porque tienes ganas de verla aunque dudas que esté ahí.


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No sé a ciencia cierta si le gustan a usted los niños, lo que sí sé, es que usted adora a su linda sobrina. En esta época de mi vida, a raíz de diversas situaciones aprendí a convivir con ellos, esos adorables monstruos que destruyen las cosas para descubrir sus habilidades. Los nobles niños, a quienes ese fin de semana les festejamos el día del niño en diversas escuelas y facultades, mientras las autoridades universitarias seguían tratando de impedir el diálogo. Era muy curioso, ahora me lo parece, cómo a escasos 15 días de huelga, comenzaba a sonar algo que atemorizaba a todo el mundo y sobre todo a la comunidad universitaria, ya apoyando la huelga, ya apoyando los programas extramuros. Esta amenaza invisible que solo tenía una manera de nombrarse “Barnés le está apostando a una huelga larga”, la frase y su contenido, comenzaba a aparecer en nuestro lenguaje y cada día, paulatinamente se iba convirtiendo en un enemigo que nos golpeaba por dentro. Esto comenzaba a generar en nosotros una especie de desesperación. El movimiento empezó a dar sus primeras muestras de endurecimiento, de un inicial pliego petitorio de 5 puntos que comprendía la “Abrogación del Reglamento General de Pagos y anulación de todo tipo de cobros por inscripción, trámites, servicios, equipo y materiales”, la ”Derogación de las reformas aprobadas por el Consejo Universitario en junio de 1997”, un “Congreso democrático y resolutivo en el que toda la comunidad discuta y decida sobre los problemas que enfrenta nuestra universidad y cuyas decisiones tengan carácter de mandato para toda la comunidad universitaria y sean acatadas por las autoridades”, el “Desmantelamiento del aparato represivo y de espionaje montado por las autoridades y anulación de todo tipo de actas y sanciones en contra de maestros, estudiantes y trabajadores que participamos en el movimiento”, y “Recorrer el calendario escolar tantos días como los días efectivos de clase suspendidos por el actual conflicto, con la correspondiente anulación de las clases extramuros”; el día 4 de mayo en asamblea del CGH se decidió aumentar un punto a este pliego pidiendo el “Rompimiento total y definitivo de los vínculos de la UNAM con el Centro Nacional de Evaluaciones (Ceneval) y, en consecuencia, la anulación del examen único de ingreso al bachillerato de las universidades y escuelas públicas, así como del Examen Único de Egreso”. Ese mismo día, la asamblea decidió emplazar al rector para que diera respuesta a la petición de diálogo, la fecha, el 13 de mayo.


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La confusión puede convertirse en un reactor, a menos de que el temor o la inacción sean más fuertes. Son las 6:00 PM del día 9 de mayo.

Te diriges a la escuela, es un domingo gris, de esos en los que uno quiere ser planta, o estar metido bajo la cobija con un café a la mano. Aproximadamente en una hora con veinte minutos estarás llegando a la escuela. A pesar de tu falta de ánimo por llegar, tu preocupación por el funcionamiento de las comisiones te lleva y no se diga ya de las ganas que tienes de ver a Brenda. Ayer hablaron por teléfono y su tema de conversación fue “La confusión” si, tu confusión ante el movimiento, tu confusión ante el amor… pero ante todo, estás confundido porque no sabes si ella se ha dado cuenta ya de que te interesa como pareja. Ella, por su parte, te manifestó su apoyo, te dijo que te relajaras y que hicieras lo que creyeras mejor y que ahí, en tu decisión ella estaría contigo… hubieras querido, claro, que eso te lo dijera en otro tema de conversación.

Sientes que la quieres. Pero no quieres decirlo siquiera por temor a que ella no lo crea… pero, tienes el temor de que en realidad sea una mentira para ti mismo.
Por otro lado no quieres ir porque tienes miedo de enfrentar a Fabiola, ella te llamó ayer y dijo que te extrañaba y que quería estar contigo, y sabes, porque también te lo dijo, que estaría ahí. Ella, después de decirte que eras un pendejo fue a buscarte para decir que te quiere mucho y que quiere regresar contigo, pero llevas cuatro días sacándole la vuelta porque quieres hablar primero con Brenda antes de decidir algo.

Brenda ya conoce casi toda tu historia con Fabiola, y Luna la conoce completa con todo y la de Brenda a quien por cierto le has escrito ya algunos poemas que recibe con agradecimiento, pero quizá no has sido muy claro con ella.


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Eso usted lo sabe, la confusión puede a uno petrificarlo, no se diga de la mezcla entre confusión y temor. ¿Cuántas veces no ha estado en una situación similar? Sin saber cómo actuar porque no se decide a poner claros los sentimientos y prefiere ponerlos frente a un espejo de posibilidades y factibilidades… Como seres humanos tenemos el derecho a descubrirnos bajo nuestros propios errores, sin embargo, en ese descubrir uno puede hacer mucho daño, sin tomar en cuenta que al final del día, es uno el que resultó más jodido. A veces, la mayoría para ser más concreto, actuamos bajo el mismo mecanismo, no sabemos trabajar de otro modo, preferimos seguir insistiendo en una relación o en un trabajo o en un noséqué que nos proporciona displacer… es más cómodo porque ya sabemos cómo funciona… no nos atrevemos quizá a experimentar por temor a precisamente lo único que sabemos proporcionarnos. Se llama ironía.





(Cont.)

Friday, June 09, 2006

X La mujer que vuela (Parte II) (3)

Cont.
Parte II
El diario


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Es tan difícil hacerse ver las cosas a uno mismo y más porque el riesgo es creerse algo que no es. Son las 10:50 PM del día 18 de abril.

Hace días que no has querido escuchar, no has tenido el suficiente valor de afrontarte.

El día 14 apareció Maru, te llegó la noticia en la voz de Luna. Sonaba todo bien hasta que agregó que iba de la mano de su novio, te afligió pero no dijiste nada. La viste hasta tarde como a las 7, quisiste ignorarla tal vez por temor. Ella cargaba el bebé de una de sus amigas y le daba mamila. Estaban sentados en las mesitas del Cafenauta; tu estabas muy cerca de ahí con tus amigos quienes te comentaron que ahí estaba Maru y respondiste que no te importaba. De cierto modo no te emocionó verla aunque sabes que es por la desilusión de verla de nuevo con ese idiota. Ella también te vio, pero ambos se hicieron los locos. Incluso cuando se dio cuenta de que pasarías por ahí, abrazó y besó a su novio, pero fingiste ignorarlos y ella lo creyó, porque cuando ellos pasaron cerca de ustedes ella buscó tus ojos y se detuvo tratando de restablecer ese juego de miradas, pero solo le dijiste hola y seguiste tu camino no dándole importancia.

Tu reacción fue estúpida pero es una reacción sicológica, por miedo a quiensabequé. Un mecanismo de defensa ante el rechazo.

Luna, nada tonta, notó que algo en tí no estaba bien. Ya en el transporte te preguntó sobre lo qué habías sentido de ver a Maru. Respondiste que nada, que no te había emocionado. Pero ayer 17 te dijo en tono de burla que en realidad estabas ardido con Maru.

El jueves 15 volviste a verla y se acercó a saludarte, eran cerca de las 10:00 PM y pronto tendrían que irse, claro que ella en el Puma y tu en el microbús de la esquina. Te dijo que se había ido de vacaciones y que por eso había faltado. Te portaste educado pero un tanto desinteresado.

Ese mismo día fue la consulta de los universitarios y Luna estuvo mucho tiempo con Gibrán y por eso también estuviste de malas y de mamón con las dos.

El viernes 16 estuviste en la asamblea un buen rato, estabas realmente interesado. Maru y su novio se acercaron porque pasaban por ahí para ir por café, pero se detuvieron un instante a saludarte, él se fue a sentar y ella se paró a tu lado y con voz de tonta te preguntó “Qué es todo esto eh? Qué hacen?” Te reventó. Con un poco de sarcasmo respondiste que era una asamblea. Regresaste tu atención y no le hiciste más caso. Se molestó y se fue.

Parece que Luna y Gibrán son novios, los viste muy pegaditos y a él muy encimoso. También eso te revienta. Te has portado muy pero muy mamón con Luna por ello. Ella lo sabe y se siente un poco culpable y busca cómo hacerte reír o hablar contigo o cualquier cosa pero no te nace, hasta que se fastidia y ambos terminan nefasteados.

Así fue ayer 17, que fueron a Coyoacán a tomar fotos. Tu pretexto fue que ella había llegado tarde y que tenías una fiesta y eso era verdad, pero no era solo eso, sino que ella, el viernes se había ido con ese pendejo y no se despidió de ti. Obvio, no se lo dijiste.

La fiesta fue con tus amigos del CCH. Aunque no fue muy divertido, al menos pudiste platicar con tu amigo el Hippieteco. Él no solo escucha, se hace partícipe de tu vida y habla francamente. Siempre es bueno verlo.

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En esos días se realizó una consulta por parte de la Asamblea Estudiantil Universitaria (AEU) en la que se cuestionaba si se estaba o no a favor de la abrogación del Reglamento General de Pagos de la UNAM. Se supone que más de 93000 estudiantes se pronunciaron a favor. La Rectoría desconoció, por lógica, tal consulta y descalificó el proceso diciendo que había sido sucio y carente de representatividad; por otro lado, agregaban que esto estaba siendo manipulado por gente que encabezaba movimientos políticos y se hablaba de Llubere, Belaunzarán y Oscar Moreno, nombres para mí desconocidos en ese momento, pero que en adelante habría de quedarse, uno de ellos, fielmente en mi memoria. En su intento por deslegitimar la consulta, las autoridades habían comenzado un referéndum y una recolección de firmas en la que quien se suscribía era solo en contra de la huelga. Es decir, mientras el movimiento organizado y concentrado en diversas cuestiones como era el asunto de los pagos, de las reformas del 97, el ceneval y eso, y por otro lado un llamado a la huelga; las autoridades solo se concentraban en decir “no a la huelga” con un llamado un tanto pobre que era "Si estás por la defensa de la UNAM, acompáñanos a la gran concentración universitaria en contra del paro de actividades. Asiste a esta reunión en la explanada de rectoría el martes 20 de abril a las 10 horas". ¿Con qué argumento?, solo era la defensa de la UNAM, como si los compañeros que estaban pidiendo la abrogación del reglamento general de pagos fueran invasores atacándola. En fin, el punto de vista de todo ello es tan diverso que aún, mucha gente sigue pensando en los huelguistas como una bola de huevones, y bueno, pues no los culpo. Si me preguntara usted, qué tan legítima era en realidad la consulta, pues no sabría responderle, porque en ese proceso no estuve muy involucrado, pero lo que sí puedo decirle, es que el ánimo que se vivía en torno a las cuestiones relacionadas con los pagos era bastante favorable pro al paro indefinido de actividades, es decir, quizá muchos decían, yo no quiero que se vaya a huelga la UNAM, sin embargo no estoy de acuerdo con que impongan colegiaturas. Así más o menos versaba la idea en la mayoría de los estudiantes. Detecté entonces un problema, sutil, que estaba en el aire, la gente estaba pensando que el asunto era un problema económico, porque se escuchaban las voces también de mucha gente que decía “No mames, seis cientos pesos, cualquiera los puede pagar”. Pues sí, tal vez así era, pero el asunto importante no era exactamente ese, sino que la sesión del consejo Universitario se había realizado en ausencia de gran parte de los consejeros universitarios, se había, creo, citado a esa sesión de modo extraordinario, en fin, algo turbio había en torno a ella. Además, aunque hubiera sido un consenso dentro del Consejo, estarían violando un derecho constitucional y a parte de ello, en la máxima casa de estudios de Latinoamérica… ¿no suena eso como a privatizar la educación, como a cortar las cabezas más importantes y de ahí para abajo, como a crear más filtros para evitar la sobrepoblación de profesionales, como a seguir siendo mano de obra barata para las maquiladoras de inversionistas extranjeros, como a dividir más aún la población entre alfabetas y analfabetas? Y sabe por qué pensaba yo así?, porque yo fui en algún momento, como ya se lo había comentado antes, uno de esos estudiantes que no traían dinero en la bolsa ni para comprarse una pinche gordita de uno cincuenta. Me organicé con algunos compañeros, para plantear la producción de carteles y volantes en los que se hablaría de ello, “El problema no es económico sino político”

También, se estaba viendo mucho apoyo por parte de otras escuelas e instituciones, como el Instituto Politécnico, La universidad de Chapingo, Normales Rurales, La Escuela Nacional de Antropología e Historia, así como apoyo de muchos padres de familia y del sindicato de trabajadores de la UNAM (STUNAM), quienes fueron a manifestar su apoyo incondicional a los activistas, en una reunión en el Auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras en CU. Decían aportar con víveres y con las actividades del Plan de acción que se definiera, así como en dar apoyo y reforzar en aquellas escuelas en las que no se tuvieran las condiciones para el paro de actividades.



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A veces, como hoy, se está muy cansado y no se dicen las cosas. Es la 1:18 AM del día 20 de Abril.

Será breve porque tienes sueño. Estuviste contento con la producción de volantes para apoyar el movimiento estudiantil. Lástima que no contaban con el papel suficiente y la producción se limitó a 130 volantes hechos en serigrafía.

Hubo una asamblea en la que se determinó que hoy a las 3:00 PM se haría la votación para definir si se van o no a huelga. Será una lucha difícil, esperas que todo salga bien.

Viste a Maru pero no hablaron, te sonrió y te diste cuenta, por su rostro, que volvieron de cierto modo a la complicidad aunque ahora no estén tan cerca.

Y por último, sigues payaso con Luna, no porque quieras, sino porque no puedes evitarlo. Parece que ella también está un poco en la misma situación, a ratos, se comportan como simples viles compañeros.

¡La confianza se establece por fines afines!

Hoy, será un día pesado.


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Algunos académicos de la Facultad de Ciencias hicieron un llamado a Barnés, a derogar el reglamento General de Pagos que se aceptó el 15 de marzo y por el cuál se desató el problema. Decían en su carta, que esa sería la única solución al conflicto antes de que estallara la huelga. Sin embargo, el paro de actividades ya había empezado en algunas prepas y CCH. Por su parte, algunos académicos de Iztacala también se pronunciaron a favor de derogar el Reglamento si ese era el deseo de la comunidad universitaria, como condición para establecer el diálogo al que tanto apelaba el Rector. Algunos diputados acusan a Barnés de violar la Constitución en una carta que suscriben 117 de ellos, en la que dicen que el deber del Rector es pelear por mayor subsidio federal, y algunos legisladores dicen que las reformas al reglamento general de pagos atenta contra el espíritu del artículo 3º de la constitución. Este asunto, se estaba tornando muy pronto en materia política, claro, porque así era, solo que a su modo, cada parte iba jugando sus cartas, es decir, mientras los partidos políticos estaban en su juego de los precandidatos, definiendo quiénes serían los futuros candidatos, en el PRD la batalla de Muñoz Ledo con Cárdenas, en el PRI Bartlett, Madrazo y Roque, y el PAN comenzaba a sacar del anonimato a FOX, llevándolo de un lado a otro y éste por su parte haciendo ya, parte de su campaña que consistía en crearse una personalidad y entonces se le veía diciendo en algún lado, échenme a tal o cuál, que me hará fácil llegar a la presidencia, porque si me ponen a tal, ese es de la banca de Salinas. Así las cosas en el ámbito partidista, mientras en el ámbito económico, mientras la mayoría de los bancos estaban quebrados, el FMI dice que México debe adoptar nuevas medidas fiscales para que compense el déficit por la caída del precio del petróleo, y sugiere que el país, o sea el gobierno rescate a la banca usando fondos públicos… qué casualidad otra vez, no le parece?, Zedillo había dicho, cuando llegó a la presidencia que daría prioridad a la educación, sin embargo no hubo incremento en el presupuesto destinado a la UNAM, por otro lado, existe una fuerza que jala a la UNAM hacia algo parecido a la privatización… ¿Sabe usted qué me encontré por ahí en un librito de Benedetti? Se llama “Andamios” creo, pues por ahí, leí un parrafito que decía algo como, “La cosa es muy simple, cerramos la Universidad, le generamos desprestigio y ahora sí, la vendemos” obviamente las palabras no eran esas, pero de eso hablaba, quizá estábamos llevando a cabo, el trabajo sucio de alguien que no tenía rostro. Las cosas se parecían demasiado. Porque obviamente por presiones gubernamentales, la Universidad se veía en la obligación de imponer cuotas. Cuando sabían, de antemano, que eso, no resolvería el problema económico de la Universidad. El fin era otro.



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El liderazgo no es para cualquier persona. Son las 4:10 PM del día 22 de abril.

Vas en el transporte en dirección a la escuela. No habías tenido tiempo de escuchar, pero trataré de recordarte lo más importante. El día 20 se había citado a la votación para definir si la Escuela Nacional de Artes Plásticas se iba o no a huelga, la Asamblea comenzaría a las 3:00 PM, se realizaría, según el plan, en el Auditorio Francisco Goitia. Tu llegaste a la escuela a las 2:50 PM., te incorporaste a las actividades ya que el Auditorio no pudo ser utilizado por lo que crearon un acordonado alrededor de la explanada principal, frente a la biblioteca. Despejaron el área y después te ocupaste como elemento de seguridad vigilando que nadie entrara sino por el lugar que destinaron para el acceso. La asamblea dio inicio y se trató de establecer una mesa pero la gente estaba desesperada por votar, finalmente se pudo crear una orden del día y dar seguimiento a los comentarios a favor o en contra de la huelga.

La parte más eufórica era la que estaba a favor de la huelga, pero parecía ser la mayoría la que estaba en contra. Por momentos te dejaste invadir por la desesperación y un poco de pavor… creías, que la asamblea definiría “no a la huelga”.

Votaron cerca de 280 personas en contra y cerca de 950 a favor. ¡La huelga estalló!. Ya te habías organizado con otras personas para crear las comisiones de huelga. Logística, Seguridad, Prensa, Brigadas, Difusión Cultural y Comedor. Tu quedaste en Difusión Cultural.


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La organización era en realidad un punto esencial para garantizar el orden y la funcionalidad. Para mucha gente los términos eran completamente nuevos y solo se limitaban a repetir lo que habían escuchado por ahí en alguna asamblea como diciendo que ya porque utilizaban términos comunes sabían lo que estaban diciendo, por ejemplo, cuando la troll, en una asamblea previa al inicio de la huelga decía “sí, hay que montar guardias, es por logística”. Por supuesto ella no tenía ni puta idea de lo que estaba diciendo, y por supuesto varios soltaron la carcajada; porque se refería a que la vigilancia tenía que ser trabajo de todos, pero en algún lado había escuchado a Héctor decir que la comisión de logística se encargaría de definir quiénes montarían guardias y quiénes descansarían. Ella debía referirse a la seguridad, pero pensó que el término logística era sinónimo. Ese vicio se vio repetido incontables veces por muchísima gente. Hasta llegamos a burlarnos de ciertas frases que se habían vuelto casi como muletillas. Las comisiones, en tanto organigrama debían ser estrictamente evaluadas continuamente para saber en qué cosas se estaba descuidando el orden y en qué otras se estaban invirtiendo recursos innecesarios.

La tarde de la votación había sido en realidad algo extraordinariamente efusivo y emocionante, a pesar de que me había hecho partícipe en el paro de la UNAM del 95, ésta era la primera vez que realmente me sentía involucrado, porque en aquella ocasión del 95 solo apoyaba moralmente porque asistí a las clases extramuros pero siempre regresaba a la escuela a formar parte del cordón de seguridad y por supuesto, a jugar ajedrez, esa era mi manera de apoyar. Esta vez era diferente, todo ello era, yo sentía, fruto también de mis propias convicciones, mi esfuerzo y por qué no, de mis ideales.



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La tranquilidad y la emoción se pueden provocar con un deslinde de la realidad por medio de respiración. Son las 8:34 PM del día 23 de abril.

Viajas en el metro, en dirección a tu casa.

El día 20 al dar las 11:00 PM bajó el director con su bola de lamebotas y curiosamente ellos sí traían Notario, llegaron a la asamblea y pidieron a todos los estudiantes que abandonaran las instalaciones porque las labores terminaban a esa hora. Un compañero de la asamblea respondió a voz de los estudiantes “somos nosotros, quienes le pedimos a usted que salga de la escuela, porque por si no lo sabe, estamos en huelga”. Invitaron al Notario a que certificara la entrega de las instalaciones y el director respondió que no las estaban entregando; “efectivamente no, las estamos tomando” dijo Damián el mismo compañero que antes había respondido. Como el Notario se negó a certificar se les pidió que salieran de la escuela. No pusieron resistencia alguna, ni siquiera gestualmente. Trataban de amedrentar por medio del control de la postura, ayudados por supuesto de fotógrafos y camarógrafos.

El día de ayer y el día de hoy, han sido muy pesados. El día 20 reclutaron cerca de 140 personas para la comisión de Difusión Cultural, los enlistaron y se fueron. La primer noche tuvieron el problema de no conseguir al Notario; el de poca organización de la seguridad; y el de la cena muy pobre que consistió en una cuarta parte de rebanada de pan bimbo con un trozo de salchicha, un poco de galletas marías y café.

Esa noche te integraste a una brigada de seguridad que vigilaba la parte de las esculturas hacia la calle. Estuvo muy tranquilo. Al principio eran once en esa brigada. Tendieron cobijas en el patio y a pesar de estar un poco asustados, la noche se tornó divertida. Al despertar había ocho personas bajo las cobijas y aún reían.

El desayuno consistió en café y una rebanada de pan dulce. Las labores fuertes comenzaron y el liderazgo te reclamó una postura. Abandonaste las instalaciones cerca de las 5:00 PM del día. (21 de abril 1999)


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La gente se había hermanado de un modo poco común, había un compañerismo y un sentimiento de compromiso por la seguridad de los demás, que hasta podía sentirse cierta ternura y cariño en el ambiente. La gente del pueblo vecino demostró su apoyo de una manera sorprendentemente hermosa, y así duró un tiempo, hasta que se cansaron de enviarnos café, pan y otros comestibles. Al principio habíamos logrado, entre todos los que estábamos y los externos que apoyaron, juntar una despensa bastante grande. Había tanto café en bolsas, costales y frascos, por ejemplo, que pensé que jamás se acabaría. Esa fue la primer mala premonición. Un día… lejano, todo se terminó.


(Cont.)

Thursday, June 01, 2006

X La mujer que vuela (Parte II) (2)

Cont.
Parte II
El diario.


***

Es muy difícil a veces aceptar y reconocer las cosas, mucho más difícil decirlas tal cual. Es la 1:38 AM del día 9 de abril.

Hoy no acudiste a la escuela, fuiste a una EXPO de artes gráficas con Mao. Luna no pudo ir, o sí pudo, pero prefirió ir a la marcha en protesta del plan Barnés. En parte quizá por el movimiento, en parte por ver a Gibrán, cosa que te revienta. No la viste.

Te habló como a las 12:05 AM, o sea, hace como hora y media. No recuerdas mucho la plática y de hecho, lo único interesante fue que hicieron una cita en el pasto, claro, para charlar sobre ustedes. No sabes si te entusiasma o entristece porque su tono de voz, a parte de estar un poco ronca porque no se ha recuperado, era de entre cariño y ternura, pero que sonaba más a lástima y quizá tu tengas la culpa de ello, porque tu posición ahora es de mártir y no porque quieras, sino porque has tratado de decir lo que aquí te dices pero te apena la situación y terminas diciendo verdades a medias y pareciendo una víctima.

Esperas que la cita en el pasto no salga mal y esperas que sea pronto. La verdad es que quisieras besarla de nuevo y saber que hay algo bueno entre ustedes y que fuese un secreto… como una travesura.

Algo en la conversación por teléfono te hizo sentir que le importas de alguna manera, quizá sea en términos sexuales. Recuerdas un comentario que te hizo Fer, y que por cierto a veces llegas a pensar que es verdad aunque sea tan grotesco.

Te sigue atormentando el hecho de sentir que la quieres y por cierto, tiene razón en que las mandarinas nunca volverán a ser lo mismo.

__________

En esa marcha, se manifestaron según la prensa, seis mil estudiantes. Aunque también es cierto que los medios manejaron desde entonces, el conflicto como un problema económico, decían, marcharon seis mil estudiantes contra las cuotas. La asamblea Estudiantil ya estaba hablando de ir a Huelga General. El rector, hablaba de los estudiantes como profesionales de la violencia y además puntualizaba que una huelga llevaría a la pérdida total del semestre. No sería esto una especie de augurio? No, por supuesto. Se trataba aparentemente de una estrategia de temor, pero más que cualquier cosa, como lo vimos mucho tiempo después, era solo una provocación. Estaba imprecando una huelga, una huelga larga.

Los medios, si acaso alguien desde fuera lo percibió, estaban haciendo la última de las batallas del estado, esta fue, si no es que me engaño, la última vez que los medios seguían el juego del gobierno y las autoridades. Aún no se habían podido salir de ese esquema en el que el control no lo tenían los dueños de tal o cual medio, de tal o cual estación de radio o canal de TV, por lo que no había esa libertad de expresión que aún ahora, a ratos se ve un poco mermada o por lo menos tendenciosa. No, antes era completamente parte de un complejo sistema de conveniencia política. Cosa que se vio reflejada en un linchamiento casi absoluto sobre los estudiantes, claro, no decían ni siquiera cuáles eran nuestras demandas, no, por el contrario, sacaban a relucir cualquier manifestación de desorden, destrucción o mal comportamiento, cuestiones todas muy moralinas, como cuando sacaron por televisión la imagen de mesas y bancas destruidas y decía la emisora “Los estudiantes destruyen el mobiliario y las instalaciones de la UNAM” bueno, la cuestión es que esos montones de cascajo eran barricadas de protección que, efectivamente lucían mal, pero no estaban hechas sino de muebles que, deshechos, estaban arrumbados en bodegas y cosas por el estilo. Había si acaso, algún diario que publicaba las cosas un poco más objetivamente, bien es cierto, nunca se habló de nosotros como héroes de la nación ni mucho menos, claro, no lo éramos, aunque había algunos al interior del movimiento que lo creían así. La Jornada por ejemplo, hasta donde yo recuerdo, fue imparcial siempre y daba una lectura mucho más cercana de los hechos. Cosa por la que en algún momento del degenere, el CGH, Consejo General de Huelga, lo reconoció como único medio autorizado a ingresar a las sesiones de Consejo o asambleas. Fue una estupidez, por supuesto, pero le digo, eso fue ya en el degenere y aún no llegamos a esa parte.



***

Es común que uno ve solo lo que quiere ver y a menudo se cree solo lo que nos conviene. Es la 1:03 AM del 10 de abril.
Sigues sin ver a Maru, han pasado algunas semanas que no la ves. Por fortuna ya no te enferma tanto el hecho de no verla como cuando le escribiste eso precisamente y que aún no le hablabas.

A veces quieres pensar que está esperando una llamada tuya o que en cualquier momento te va a llamar… nada de eso ocurre.

Hoy viste a su novio nuevamente y otra vez esperaste que apareciera aunque la verdad no creíste nunca sentir su presencia. Finalmente él se fue con los amigos de ella y ella no apareció. Algo en la expresión del novio y el hecho de no verlos juntos te hace pensar que quizá ya no están juntos, pero por otro lado te hace pensar que ella, o está en problemas o enferma o algo así. Tal vez mañana le llames, aunque en realidad no sabes si lo harás.

Las cosas con Luna van muy raras, ha estado muy seria, dice que es porque está enferma, que muy cansada, y que qué pereza, sin embargo buscan tener contacto, ya sea abrazándose, ya hacerse cosquillas o jugar con las manos… aunque poco… creo que volverán a superarlo.

La cita en el pasto aún no ha tenido lugar, quizá sea pronto aunque a decir verdad no tienes mucha prisa porque ya te sientes mejor… Te encanta sentir su mano sobre la tuya.

Viste a Karol desde temprano, te gusta verla y escuchar su risa; te preguntó por el conejo y se lo mostraste, claro, lo llevas en la cartera, rieron juntos un corto rato. Te gusta su risa. Fue Víctor el burguer a verla a la escuela. Estuviste con ellos un rato platicando.

__________

Era la soledad, lo sé, ese monstruo devastador que lo convierte a uno en un juguete que funciona con ego. Pero antes, antes no sabía cómo manejar todo ello, quizá aún no sepa, pero ahora por lo menos entiendo… al menos eso creo. Yo tenía que crecer pero no sabía para dónde, estaba empezando a dudar del sentido común con el que me dirigían mis autores favoritos… los existenciales. No es grato sentirse solo en la vida, incomprendido… era realmente doloroso y aunque voy en contra de esos viejos refunfuñones que parece habérseles olvidado su juventud, la verdad es que ahora creo que todo ello que me sucedía era un poco como adolescencia tardía.



***

No siempre se tienen las fuerzas. Es la 1:12 AM del 14 de abril.

Se dio sola la cita en el pasto, curiosamente sí fue en el pasto. Luna no dijo las cosas muy abiertamente pero te dio a entender que lo que sucedió fue porque se dio la situación. Quizá se vio en la oportunidad de experimentar emociones sexuales de las que dice no arrepentirse. Fue la ocasión propicia, dijo. No entiendes qué hubiera sucedido si en tu lugar hubiera estado cualquier otro. Tratas de no reprocharle nada aunque en el fondo tienes cierto recelo porque ella no tomó en cuenta que eres muy sensible y que tu amor es fácil desbordarlo.

Por otro lado te sientes satisfecho de haberle sido útil. Tras hablar con ella te sentiste más tranquilo y de cierto modo, tampoco quieres ser egoísta, por lo que, aunque te revienta el tal Gibrán, has propiciado que te hable de él… es un juego de confianza, te interesa ella, su vida, la quieres…

Maru no ha aparecido, no has tenido tiempo ni valor de llamarle, a ratos tu cabeza vuela y piensa que ha salido de México, que está enferma, mil cosas… debes llamarle.

Estás confundido.

El movimiento frente al Plan Barnés te ha mantenido muy ocupado y has descuidado un tanto tus clases… aunque a decir verdad has estado distraído.

Hay una niña del Taller de Desarrollo Empresarial que te atrae aunque no te gusta, te atrae, solo te atrae, se llama Karla.

Tu cabeza se encuentra concentrada en Luna, debes aceptarlo. No puedes quedarte así, no quieres… las cosas se dieron por algo, no puedes decir simplemente que no te importa. Quizá para ti haya sido mucho más que para ella. Sentir de nuevo sus labios, recorrer su geografía, andar de la mano, jugar a la parejita, al sexo en secreto… todo eso era una comunión de cariño, te sentías parte de su vida. Mientras parece que para ella solo fuera algo como “a ver qué se siente”. Sabía que no te negarías y que no dirías nada.

Al menos sabes que se tienen la confianza como para hablarlo sin paniques, a pesar de que les cuesta trabajo decirse las cosas tal cual son.

__________

Yo sé que todo esto, le puede a usted sonar un tanto estúpido, de cierto modo lo es. Al menos así me parece ahora que le leo este diario. Alguna vez pensé en mi forma de amar como un archivero, donde caben muchos expedientes, y está latente solo cierto archivo o ciertos archivos que se estén revisando en el momento. A fin de cuentas, todos quedaron archivados. Recuerdo aquella ocasión, en la que le decía a Gaby, que no estaba mal si ella salía con otra persona a parte de su novio, pero bonita discusión me estaba aventando porque ella fue educada más bien a la mojigato, porque de hecho, a pesar de que ella en sí era muy guapa y que tenía un cuerpo realmente bello, el tipo con el que andaba en ese entonces y con el que ahora se ha casado, era en realidad su primer novio. Se imagina? Era como mi amada coreanita. Después en el tiempo aprendí ciertas lecciones que nos cambian la perspectiva y que hacen que uno escupa casi sobre las palabras que había dicho en algún momento. En fin, en aquel entonces yo tenía esa máxima, “El amor a una sola persona es una represión de la verdadera expresión del amor”. Quizá ahora siga pensando lo mismo, pero ciertos valores que uno aprende a madrazos, hace que al menos actúe distinto. O por otro lado, pienso que en tanto una persona llena todo ese complejo de la capacidad amatoria, entonces no habrá cabida para otras personas. De cierto modo, cuando usted apareció en mi vida experimenté por primera vez esa sensación de estar completo, de no necesitar de nadie. A veces uno vive preocupado por la fidelidad o por la soledad según sea el caso. Algunas veces, lo confieso, estando preocupado por ser fiel hasta reprimí mis impulsos infieles, por supuesto, a la larga siempre ganó el impulso. La fidelidad no se puede hermanar con la abstinencia. La verdadera fidelidad está en la confianza que se tiene a la pareja, pero por encima de todo, a uno mismo.



(Cont.)

Monday, May 29, 2006

X La mujer que vuela (Parte II) (1)

Parte II
El diario.



TE TEMO

Me da miedo que estés muerta o vacía,
o que tengas frías las manos
que enmudezcan tus ojos,
que los cierres.

Temo que tu piel sea de fuego
temo más que sea hielo,
transmutamos un instante
y lo hacemos solemne
y lo hacemos sepelio,
enterramos un tiempo,
un tiempo sin semilla.

Observo entonces cómo nos desfiguramos
cómo nos comemos unos a otros
en guerra inútil, en guerra muerta,
y te caes de mis ojos
y te caes con mi mundo.

Se rompe mi magia y me quedo vacío
con manos que no son mías
y ojos que ya no despiertan
y no me recoges...ni me entierras.

II
Me dan miedo tus sueños.

III
Me da miedo que te veas al espejo
y que mates tu esencia cerrando los ojos
y que veas a mis ojos con otros ojos,
temo que te llenes las manos de palabras
que te entregues al tiempo llena de razón
y que entregues al olvido todo...
todo lo que no fue nada...o casi nada.
Un casi nada al que temo sea verdad,
al que temo sea todo, y que sea todo.

IV
Me entrego a mi noche de viaje
y temo no existas
y te busco y despierto con las manos vacías
está mi soledad enferma,
está casi muerta,
y tú caminas y abandonas tus pasos
y te olvidas que existes....
que en mí existes...
que en todos existes.

V
Temo que olvides que te nombré mi luna
temo que seas mi luna, y lo olvides,
y olvides que la noche es nuestra casa
y que la materia no me importa,
y que me duele cuando cierras los ojos.

VI
Temo que olvides que debes matarme
que tienes la daga.
Temo, que te llenes de compasión
que tomes todo y te des vuelta
y no derrames mi sangre
y no me mates,
temo que olvides que intenté matarte.

VII
Me da miedo que pienses que soy como un niño
pues un niño no conoce aún la vergüenza
quisiera ser niño pero me falta mucho
y temo que el tiempo no me deje.
Temo que el cielo te lleve a dónde perteneces
Y que temas entrar por mi ventana.

VIII
Me da miedo el que el insomnio me salude
y me hable de ir a visitarte,
temo que despierte antes de tiempo
y abortes un mundo a media creación
o que el mundo planeado no sea creado por insomnio.

Temo que sean los velos que tenemos en el rostro
los que nos oculten,
temo a no reconocerte,
y a no reconocerme,
al quitarnos los velos,
temo a despertar otra vez sin velos
y dejar los sueños como simples sueños.

IX
Me da miedo que seas sólo otra ficción
de las que me invento para sobrevivir
temo que seas parte de mi realidad alterna.

Temo que la función de teatro haya sido abstracta
ante los mundanos,
temo que tus ojos se vuelvan mundanos
y no entiendan su propio teatro
temo que caiga el telón a medio acto
y regresemos al mundo y se acabe lo que no había
acabando también lo que había.

Me da miedo que la noche se corte de pronto y se vuelva día
que los sueños se vuelvan banales y mecánicos
como el resto del día.

X
Me da miedo que no entiendas mis palabras
y que creas en mi egoísmo,
temo que me vuelvas mentira,
que me tengas misericordia,
que te olvides por partes,
reduciéndome a verdad a medias.

Temo caer en el error de callarlo todo
O en el de hablarlo solo.

Temo, mis oraciones se transformen en el aire
y lleguen a ti siendo canciones
y viceversa.

XI
Temo espantar a mis visitas.

XII
Pero le temo más y me da realmente miedo
que me lo entiendas todo,
que no entregues nada al olvido,
que no estés muerta,
que me recojas y me entierres,
que me sigas soñando,
que conserves tu esencia,
que te encuentre en mis viajes,
que no te olvides que te nombré mi luna,
que no cierres los ojos,
que no te olvides de matarme,
que no te lleve el cielo,
que no te ataque el insomnio,
que te reconozca y me reconozcas
aun sin velos,
que los sueños no sean simples sueños,
que no seas ficción mía,
que entiendas la función de tu teatro,
que me sepas verdad
y que no dejes de ser mi visita.
¡Me da realmente miedo!
que no existas...


***

No querías hacer esto, es un tanto difícil. Es la 1:35 AM del 7 de abril.

Crees que necesitas hablar con alguien pero la confianza que necesitas… y el valor…

Estás un poco asqueado, la vida es muy rara. Tu táctica del día feliz, en los últimos días… ni siquiera puedes mencionarla, es una estupidez.

Tienes pena, pena y miedo, no puedes aunque tal vez lo hagas, decirle que te dan celos, aunque no estás seguro si lo son, no te entiendes. Últimamente no sabes lo que sientes. Este fin de semana te revolvió la cabeza.

Hace tiempo la querías mucho, realmente mucho. Te había enfermado con los sueños, pero habías podido controlarlo, habías logrado desbordarlo como amistad y ternura. A veces sabías que no podía haber nada entre ustedes, al menos más allá de amigos, simplemente porque le conocías demasiadas cosas… pero ese maldito fin de semana… Toda la tarde la viste con ese tipo que le gusta y te molestó. No exactamente que estuviera con él sino el que no estuviera contigo, sobre todo porque toda la semana pasada estuviste ansioso por estar con ella y ver su reacción, su gesto al reconocer entre ustedes lo que sucedió ese fin de semana. No puedes dejar de sentirte un poco utilizado.

Quieres, necesitas… hablar con alguien.

––––––––––

La crisis me había abordado, de a ratos se hacía tenue, un poco transparente, otras por el contrario, lo abarcaba todo. Yo estaba atravesando, usted podrá entenderlo, por ese periodo confuso del amor y la vida. Por un lado uno quiere amar, quiere vivir, pero por otro, no puede dejar de autodestruirse un poco. Según Leonardo, cuando tiene un pensamiento suicida, o un sueño relacionado con su propia muerte, o simplemente le asalta el pensamiento de morir, es simple y sencillamente que usted tiene la necesidad de matarse, sí, matarse tal cual es en ese instante. Matar el yo que soy en este momento… en pocas palabras, crecer, dar paso a un nuevo yo.


***

Muy a menudo se corre el riesgo de mentirse a uno mismo. Es la 1:25 AM del 8 de abril.

Cuando venías en el transporte pudiste decírselo. Todo el día lo pasaste como ido tratando de acomodar tus ideas y sentimientos.

Aún no sabes exactamente lo que pasa, ahora te molesta cuando se va de tu lado, con cualquier persona que se vaya.

Parece que el problema es que querías que su relación transmutara a algo más cercano, con más confianza, más cariño. De pronto otros llegan a llevársela…

Su reacción, cuando le dijiste que sentías celos fue de estupefacción y creo que no precisamente se sintiera anonadada sino que quizá no quiso decir lo que pensó. Aunque a fin de cuentas te dijo tiernamente que eso tenían que aclararlo.

Karol llegó a rescatarte de tu proceso de crisis y se lo agradeces mucho. Ella está como loquita, te cae muy bien. Su simple presencia te aligeró un poco. Antes de despedirse te regaló un pequeño recorte de un conejito, lindo detalle, no exactamente el conejito sino el gesto, su gesto cuando te dio a su conejo. Se pasaron los teléfonos y quedaron en llamarse para ir al cine o al museo.

Desde temprano tuviste la certeza de ver a Maru, pero lo único que viste fue a su novio, cosa que no te hizo gracia, pero te mantenía esperanzado de verla… nunca apareció.

––––––––––

Usted y yo hablamos alguna vez de los conejos, ¿lo recuerda?, usted, me hablaba de ese conejo con el que le gusta dormir, sobre todo cuando duerme sola. Decía usted. “Los conejos son rebienbonitos” y yo, entonces “Sí, los conejos son rebienbonitos”. Sus respuestas siempre me han gustado mucho, parece que nunca se le terminan las palabras extraordinarias. “Son rebienbonitísimos”.


(Cont.)

X La mujer que vuela (Continuación)

La soledad me daba patadas en el trasero cada vez que podía, cada vez se hacía más insoportable la incipiente necesidad de hablarme, de responderme, de hablarme al espejo no con una verdad sino con todas mis verdades.

El amor por Luna fue creciente, siempre creciente. Ella sabía lo enamoradizo que yo era, pero siempre estaba, ella lo sabía en primer término, no había alguien que yo quisiera más que ella. “Eres, en este momento de mi vida, la persona que más me duele”, se lo dije alguna vez. Yo sabía cosas de ella que nadie más sabía, y el caso era recíproco. La confianza que nos teníamos nos unía, quiero pensar, en algo un poquito más allá de la amistad. Conocía, de ella, por ejemplo, que atravesaba por una etapa feministoide, es decir, un poco más exagerado que el simple feminismo. Odiaba cualquier tipo de manifestación machista, odiaba, por decirlo de algún modo, todo acto que la llevara a pensar en un hombre. Pero esto, era solo una manifestación de sus propios reclamos, en el fondo, ella quería experimentar la pasión y la sexualidad, cosa que no sucedía con su novio. Desconozco las razones, pero puedo, eso sí, aventurarme a creer que el tipo la veía como una niña bonita de esas que no se tocan. Por más que ella trataba de incitarlo, el terminaba despidiéndose. Ella necesitaba soltar su cuerpo un poco, dejarlo expresar cosas por sí mismo.

La mujerzota entró en mi vida de modo un tanto extraño. Ella me agradaba, me gustaba mucho, la veía pasar, la contemplaba, pero nunca me atreví a hablarle por la simple razón de que me parecía como esas personas lejanas, con las que uno no puede ni soñar. Era bellísima, alta, quizá de la misma estatura que usted. Su cuerpo bello y su piel hermosamente blanca. Estudiaba artes visuales, a veces estaba vestida con un overol de mezclilla, a veces con vestido sofisticado, otras en falda larga, era, poco predecible su aspecto, pero su paso por la escuela era inconfundible. Una tarde, coincidí con ella en la fila de la cafetería, Luna me esperaba cerca, yo estaba formado tras Maru, la mujerzota, no nos vimos de frente, pero estuvimos observándonos a través del reflejo en un cristal del aparador de los dulces. Nos sonreímos levemente, como con miedo a no ser correspondidos. No nos dijimos nada, no nos volteamos a ver directamente a los ojos, nada. Cuando salí de ahí, Luna me comentó que la mujerzota me había estado viendo, yo no pude ocultar la sonrisa. Dentro de todo, Luna, siempre buscaba verme contento y feliz, ella sabía que Maru me encantaba.

Maru desapareció un tiempo. Tiempo suficiente como para que ya se hubiera guardado en mis recuerdos más usados. Desapareció, en el momento en el que decidí hablarle. Una noche reapareció. Yo estaba de salida ya de la escuela, caminaba con Luna hacia el transporte. Nuestras miradas se encontraron, se fijaron un instante, yo seguí mi paso. Al llegar a la parada del pecero, me despedí de Luna “Tengo que regresar” “eso es tigre, que te vaya chido”. Regresé.

Maru, se conmovió un poco al verme de vuelta, se le dibujó el nervio, trató de controlarlo. –¿Puedo charlar contigo un momento?- solté sin más prejuicio. –Claro- asintió, al momento en que se apartaba del lugar en el que se encontraba. Hablamos un rato, nos leímos poesía otro tanto, ella escribe también. Pero, más que los labios, nuestros ojos hablaron. Finalmente, tras un rato en el que el nervio no le desaparecía, pregunté si se encontraba bien, y no, no lo estaba, porque su novio estaba justo a un metro de nosotros. Yo no sabía de su existencia, esa noche lo supe, llevaba muy poco tiempo con él.

El tiempo pasó, nos hicimos algo así como cómplices, ella no sabía qué hacer según sus propias palabras, porque sentía una especie de compromiso con su novio, no sabía cómo manejar la situación, yo le encantaba. Buscábamos pequeños espacios para vernos, nos buscábamos la mirada cada vez que estábamos cerca y la situación no apremiaba el acercamiento. Volvió a desaparecer. Todo entre nosotros habían sido palabras y miradas… lo más poderoso. Podía ser ella, pensaba…

Hicimos un viajecito a las grutas de Tolantongo, grutas que, creo dejaron de existir a raíz de un derrumbe. El lugar, en algún momento era paradisíaco, aguas termales, río, grutas diversas, bosque, leña, barbacoa, campamentos, fogatas, guitarras, en fin. En el momento de nuestra visita, los lugareños habían destruido un poco de la naturaleza, ya sabe cómo somos de nacos algunos mexicanos. Construyeron albercas, horribles por si fuera poco, baños apestosos, muchos negocios y ya no se podía cortar leña, no, la vendían carísima, cobraban por cruzar el río, cobraban por subir a las grutas, cobraban por noche de campamento, cobraban la entrada, bueno, usted sabrá, mexicanos que quieren hacer negocio por todo. Fuimos varias personas, Karol, Víctor el burguer, Maurichi, Leslie la diva, después dívidi, Luna, Pavel y yo. Ese campamento nos dejó muchas cosas hermosas en el recuerdo. La primer noche, tras haber recorrido rápidamente el lugar, hacer la fogata, embriagarnos poquito, comer huevos con champiñones que cocinó el Burguer y las historias de miedo que se cuentan frente al fuego, decidimos acostarnos. Maurichi, Leslie, Luna y yo, en una tienda, los demás en la otra. Maurichi y Leslie dormían ya, o por lo menos eso nos hicieron creer,Lunay yo platicábamos en voz baja, ninguno podía conciliar el sueño, tan solo dormir a su lado siempre fue grato, respirar su olor, sentir sus respiros, era tan hermoso como para olvidarlo y quedarse dormido. Ella, tras un rato de silencio y darme la espalda, decidió incorporarse un poco, sacó algo de una bolsa… yo seguí boca arriba con los brazos cruzados tras la cabeza. –¿Quieres mandarina?- me dijo. –No muchas gracias- respondí torpemente. –¿Quieregs mangdarina?- insistió con tono un poco imperativo y otro tanto como diciendo “imbécil?”, al mismo tiempo que giraba su rostro hacia mí. Cuando vi su cara, mi cuerpo experimentó un poco de incertidumbre como emoción. El gajo que tenía en la boca y que me estaba invitando, cambió para siempre mi concepción de las mandarinas. La mandarina, jamás volvió a ser lo mismo… Cuando ésta se acabó, y nos quedamos sin pretexto para seguir besándonos, simplemente nos reconocimos como seres que pueden expresarse sin pretextos… Esa noche, su cuerpo recibió mis caricias y besos, tanto, como el mío estuvo cerca para recibir toda su pasión guardada. Al día siguiente, sin decirlo, entendimos que era un secreto entre nosotros, por lo que nuestros encuentros se vieron reservados a cada rincón en que nos encontrábamos a solas. Y esos rincones, los fuimos buscando en cada momento.

En esa época, tras haber experimentado mi etapa gris y solemne, me diseñe una estrategia para impedir que siguiera dominando la pesadumbre, “El día feliz” se llamaba, cualquier cosa que pasara no era tan importante ni tan fuerte como para impedir que el día se echara a perder. La maestra me sacó de la clase… “no importa, porque hoy es un día feliz”. Probablemente nos reprueben en foto por no traer el trabajo completo… “no importa, porque es un día feliz”… así era la dinámica y me funcionaba, mi entorno se modificó un poco, porque esa disposición que tenía ante la vida, aunque fuera apoyado en el bastón de mi estrategia, realmente me permitió cambiar mi aspecto y por ende, la gente comenzó a percibirme distinto, en consecuencia, mi mundo se abrió un poco y algunas personas se acercaron. Me estaba permitiendo acercarme a la gente y permitiendo que la gente se acercara, borré, por decirlo de algún modo, ese muro ilusorio que me mantenía dentro de mi cabeza.

Al regreso de ese pequeño viaje, las cosas entre Luna y yo, no fueron como yo deseaba que fueran. Simplemente nos seguimos llevando como amigos, pero ello, causó un gran golpe en mis entrañas, porque en el fondo, yo le amaba, aunque estuviera enamorado de mil mujeres, a ella le amaba, verdaderamente le amaba. Poco a poco, fuimos dibujando una pequeña línea que nos separaba, tratábamos de borrarla, pero nuestros comportamientos no encontraban muy bien la manera de hacerlo. Mil veces estúpido, me dejé llevar por la inseguridad y otro tanto por celos.

Fue entonces, tras un tiempo de lucha conmigo mismo, que decidí escribir un diario. Más que una constancia de mis actos, una fórmula para decirme la verdad en algún momento del día.

En esa época, empezaba a darse un ambiente político un tanto turbio. Se generó el llamado “Plan Barnés”. La movilización estudiantil había comenzado, las asambleas informativas comenzaban a ser cosa frecuente en las distintas explanadas de la escuela. Luna, estaba interesada en el movimiento estudiantil, pero no tanto como en ese tipo blanquito y estúpido llamado Gibrán. Es mi ardilla la que habla, no yo. Yo estaba celoso, lo reconozco, ahora lo reconozco, en ese tiempo yo no sabía lo que me pasaba. Solo me comportaba como niño emberrinchado. Mi cabeza estaba en conflicto, yo no podía concebir la idea de que hubiese sido solamente usado en ese campamento. Maru aún no aparece.


Cont.
Parte 2 (El diario)…

Sunday, February 27, 2005

X La mujer que vuela

Parte 1
Los ecos

Existen misterios de mi vida, para mí mismo indescifrables, hay pequeñas lagunas en mi memoria que no lleno sino con la evocación de emociones, olores o hasta pequeños fragmentos de canciones. Los recuerdos, por ejemplo, dentro del salón de clases son pocos, sin embargo los otros, los del pasto, las bancas, las fiestas u otras actividades extraescolares, son mucho mayores. Y a pesar de todo, la mayoría de ellos aparecen sin un orden cronológico. De ahí se derivan ciertos misterios que no me es importante resolver, aunque siempre tendré pequeños huecos que sirvan para hilar completa la historia. Esos, puedo dejar que usted los imagine, a fin de cuentas, este relato, carece de valor si en su mente no está creando y recreando cada una de mis memorias.

Desde el CCH empecé a dejarme crecer el cabello, yo quería ser un matudo, pero mi cabello crecía muy lento, siempre creció muy lento. El cabello me dio muchos problemas con mi padre, no sé si usted se pueda imaginar bien esta situación, pero imagine, si mi padre tenía casi 49 años más que yo, la diferencia entre el y yo prácticamente de medio siglo, quiere decir que no solamente era más viejo que yo sino que las ideas que él tenía eran igual de distantes. El cabello largo, decía él, es de maricas. Siempre que tenía oportunidad de molestarme con ese asunto lo hacía, a veces decía algo como “ya solo te hace falta ponerte una falda” o algo como “pues ya solo te faltan los aretes”. En fin, fue algo difícil hacerle ver que era mi cabeza la que tenía el cabello largo y no la de él. Una ocasión que me fastidió mucho, le grité precisamente eso y le dije que dejara de meterse conmigo, que era muy mi cabeza y no la suya y que a él no le afectaba en nada. Por supuesto nos dejamos de hablar como seis meses. Aunque en algún momento de la vida hubiera dado todo por recuperar esos seis meses. A veces uno hace cosas de las que no se arrepiente, pero que quisiera hubiesen sido distintas.

Pocos días antes de que terminara todo el papeleo para ingresar a la universidad, hubo una fiesta a unas cuantas casas de la mía. Ahí estaba yo, como de costumbre, con esas amistades que nada bueno dejan, pero era una costumbre, estar de metiche en cuanta fiesta hubiera. En la colonia había gente que me odiaba, esa noche lo supe. Yo estaba medio borrachito ya , pero nunca me meto con la gente, muchas veces he pensado que peco de pacífico, ya le había mencionado antes que eso de las peleas, pues ni se me da, por lo que esa noche, cuando daba unos cuantos pasos hacia la calle de pronto sentí el puñetazo que me mandó al suelo, ni me enteré de quién venía el problema, porque en sucesivo, llovieron golpes patadas jalones de cabello injurias y blablablá. Habían sido muchos los puños, muchos los pies. No supe por qué diablos me habían golpeado. Pero sabe usted qué tan noble sería mi persona, que cuando estaba en mi casa, todo golpeado, lo único que pensaba era “seguramente dieron el borrachazo”. Claro, porque a veces, no hace falta más que eso para empezar una pelea, un borracho y un estúpido que se atraviesa. Pero la realidad se aclaró un poco a los 3 días. Una tarde caminando con algunas amistades y un vecino mío que alguna vez me expresó su deseo por ser mi guía espiritual, según sus propias palabras, y que además quería ser de Tomás algo más que amigos… a decir verdad, nunca supe a ciencia cierta si pasó algo entre ellos o no, ni me interesa, el caso, es que el tipo tenía treinta y tres años y se juntaba con nosotros en algunas ocasiones como en aquella tarde. Caminábamos rumbo a mi casa cuando a una distancia de unos cien metros se aproximaba un grupo bastante nutrido de personas, la mayoría chavos como nosotros, solo que ellos, parecían no ser menos de 30. Aristebrio con un poco de sentido común sugirió que nos fuésemos por la otra calle, eso se veía bastante sospechoso. Yo, con poco sentido común en ese tipo de situaciones, dije que ya me habían golpeado que no creía posible que fueran con las mismas intenciones… muy equivocado estaba porque en tanto estuvieron cerca se precipitaron sobre mí. El primero un gordo alto que jamás en la vida había visto, me propinó un tremendo golpe en la cara que me hizo retroceder un paso, mi reacción fue embestirlo, cargarlo y estrellarlo en un auto que estaba cerca, pero antes de que este pusiera pie en el suelo, ya estaba yo ataviado de golpes, patadas y todo el show nuevamente, esta vez fue con saña, me arrastraron del cabello, me patearon por todos lados, me pisaron la cabeza, la gente en sus casas se asomaba, algunas personas trataban de intervenir diciendo “ya déjenlo” con más nervio del que yo, porque ya en los golpes, uno solo reacciona, no piensa. Y efectivamente, cesaron los golpes al poco rato, pero se quedaron ahí, como apreciando un espectáculo, yo tirado en el suelo, recobrando un poco el pensamiento… jajaja, lo que pensaba, “pobres diablos, ni sangre me sacaron… ni así en bola les daré gusto, son muy inferiores…” traté de incorporarme, no sin antes, echar una mirada recorriéndolos con desprecio a todos ellos. Obvio, volvieron a golpearme.

Me arrancaron mucho cabello, me dejaron la cara hinchada, sobre todo la mandíbula por el lado izquierdo, me dejaron moretones por todo el cuerpo, pero jamás me vieron sangre… Mi padre no toleró el asunto, era la segunda vez en una semana y probablemente hubiera sucedido de nuevo, si no fuera por la demanda que levanté incitado por él. El asunto se arregló, aún veo a algunos por la calle, jamás se volvieron a meter conmigo, jamás volví a cruzar palabra con alguno de ellos. Y ¿el motivo?, se preguntará usted, pues es hasta estúpido, pero se lo diré, no me tragaban, por la simple y sencilla razón de que jamás bajaba la mirada si alguno de ellos me veía a los ojos. Decían, “¿te crees muy cabrón no?” Siempre pensé que la mirada era poderosa. Lo es, más de lo que a veces imaginamos. Y si sostener la mirada es un parámetro para medir lo cabrón, entonces, era bastante cabrón. Aunque el término, pues tampoco nos dice algo.

El punto es, que para esa misma semana tenía que tomarme las fotos para completar mi trámite de ingreso a la universidad y a la semana siguiente comenzar el ciclo, pues ya se imaginará que en la foto salgo con todo el cabello en la cara, tratando de ocultar lo descuadrado que estaba, y así, con el cabello en la cara, me presenté a mis primeros días de clases en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

El primer año de la universidad, transcurrió rápido, entre el intentar conocer a la gente, adaptarse, hacer equipos y exposiciones, nos descubrimos de pronto, casi cerrando el ciclo. Para entonces, el grupo ya tenía formadas las clásicas bolitas, los ñoños, los rebeldes, los engreídos, ya sabe, nunca faltan etiquetas para denominar a un grupito o incluso a las personas. También ya se hacían notar los talentos y deficiencias de cada uno de los integrantes del grupo. Así fue que conocí a Aurelio, mi instructor de trova y competidor de ajedrez; Enrique, el amistoso fraternalista, si, ese al que le da por cuidar a los demás cuando están borrachos; Javier, quien en algún momento se declaró mi hermano; Iván, con su matita y su espíritu chingaquedito; Ana, de quien ya le he hablado, ahora una de mis mejores amigas; Araceli, la chavita que tenía problemas con la “s”, fan de los héroes del silencio y su frase inolvidable “pinchess mamadass”; Haydeé, por supuesto, que se hizo novia de días de Iván, Carlos, el que debió ser arquitecto, o músico o escritor, porque diseñador no le llenaba y quien además se convirtió en el novio de Araceli durante toda la carrera; otro Iván, Victor y Erick, los traumados del cómic; Héctor, el político; Natalia, quien según algunos, tenía semejanza conmigo en las facciones; Valeria, la chica cariñosa y respetuosa, al menos conmigo, en fin, otros más, todos con su propia cualidad o característica…

En historia del Arte, tuvimos un maestro de esos nefastísimos. El muy imbécil, se creía lo máximo porque se sabía de arriba a abajo el programa, decía que él sabía porque había leído más de dos mil libros, y que nosotros no sabíamos nada… con decirle que alguna vez, en uno de sus sermones, citó una canción para hacernos ver que las cosas eran más complicadas de lo que parecían… sabe qué canción? Claro, era un naquete, “Los caminos de la vida”. Digo, no tengo nada contra esa música, sin embargo, hacer una cita así, como docente… en fin. Lo más asqueroso del tipo es, que tenía un complejo bárbaro de fealdad, o por lo menos es en lo que algunos coincidimos, dado que tenía un trato muy peculiar y demasiado notorio entre niños y niñas. Por darle un ejemplo, la ocasión que nos dejó leer el libro llamado “Sinuhé el egipcio” de Mika Waltari, realizó un examen oral, para evaluarnos pero lo hizo de manera independiente, así que de puro examen nos llevamos por lo menos dos semanas, claro, y ¿sabe por qué?, porque con las niñas guapas o bonitas o no muy feas, se tardaba entre una y dos horas de examen, mientras que con los niños o con las niñas feas, tardaba de diez a quince minutos.

¿Por qué tardaba tanto con ellas? Muy fácil, porque el examen se convertía en una especie de chantaje en el que el muy cabrón trataba de sacar una cita con ellas, en la que por supuesto se negociaría su calificación. Por lo menos tengo algunos testimonios de ello. Él les hacía pesado el examen, para que ellas se vieran en dificultades y pudiera, de cierto modo tener dominio en la situación. No fue una la queja que se metió contra el maestro Martín Cruz, aún se siguen levantando actas, pero el maestro sigue ahí, con actitud de intocable.

Iván conocía a algunas personas fuera del grupo, excompañeros de la prepa, entre ellos, una chica con corte de niño.

Para el segundo semestre, decidí cambiarme de grupo para la materia de historia del arte, se me hacía insoportable la idea de cursar otro semestre con ese maestro tan nefasto. Fui a parar a otro grupo en el que la materia era impartida por una maestra llamada Ingrid, acento sudamericano, un poco. Se apasionaba tanto en su clase, que uno terminaba amando la Historia. Eso solo me sucedió con dos profesores de toda la universidad, el otro fue la Maestra Olivia, que impartía teoría del conocimiento, también ella se apasionaba de su materia y eso hacía sumamente deliciosa su clase.

Nunca imaginé, en el momento de decidir cambiarme de clase, que emprendía hacia una nueva etapa de mi vida, etapa que reconozco como parte fundamental de mi historia.

No sé si alguna vez le ha pasado a usted, que llega a un grupo que ya está conformado y por ende, los grupitos ya son más que sólidos, casi impenetrables. Pues así en mi caso, era casi como estar tomando clase solo, y lo hubiera sido todo el ciclo, a no ser, por la chica del corte de niño.

Ella estaba, de cierto modo, aislada en el grupo y no porque fuera antisocial, por el contrario es una persona que puede socializar muy fácil, pero en este grupo no había mucha gente con la que se pudiera llevar bien, tenía sus conocidos, estaba en un equipo de trabajo, sin embargo no se sentía bien con ellos, por lo que al instante empezamos a juntarnos, por lo menos teníamos un amigo en común y eso lo hacía más fácil, por lo menos para mí fue sencillo, además de emocionante porque ella me encantaba. Alguna vez, Ana, poco tiempo después de haber terminado nuestra relación, me preguntó casi sin querer preguntarme, pero tampoco queriendo quedarse con la duda “¿Ella te gusta?”. No pude responder que me gustaba, gustarme era poco “Me encanta” dije. Pues así, ella me encantaba, me encanta aún. Yo no podía ocultarlo, me brotaba en la mirada, en la risa, en el tacto, me encantaba y mi alma brillaba de sentirla cerca. Sentir a Luna etérea.

Para entonces, mi vida era una mezcla rara de comportamientos, eso es algo que ya le había referido de algún modo. De momento era el más alegre, de pronto el más solemne. Recuerdo una ocasión en que Aurelio me dijo “¿Cómo le haces?” yo no respondí sino con el gesto, preguntaba a qué se refería. “Sí, sonríes con toda la cara, menos con los ojos”. Se refería a mis estados de ecuanimidad. Mi corazón se veía afectado por constantes transformaciones. De la total parsimonia y control de mis emociones, pasaba a la creciente necesidad de llenar “el hueco”, ese que se siente cuando uno piensa en alguien y no está, o ese, que se siente cuando nadie está y hace falta pensar en alguien, la sensación es similar…

Así como evolucionó mi literatura también evolucionó mi personalidad. Había momentos en que no sabía a dónde iba, eso es comprensible, hasta lógico… supongo. Mi primer libro de poemas se había titulado “Germen de ermitaño” se dará una idea de cómo eran las cosas que atravesaban mi cabeza. Eso fue escrito entre mis diecisiete y dieciocho años. El segundo “Luz de oración interior”, el tercero “Religión del inconsciente”. El cuarto “Senda de insomnio”, escrito en su mayoría, el primer año de la universidad. El quinto “El espejo de la nada”, entre el primer y el segundo año. El sexto, “De la luna y el mundo” a partir del segundo año. “Llenos de nada” el séptimo. “Espectro de mujer” el octavo. “El eco de los pasos” el noveno. “La mujerzota” el décimo. “La vida en el ocaso” el undécimo. Lo curioso de todo esto, es que a medida que iba escribiendo, cada vez tenía menos control de lo que escribía, es decir, antes, me preocupaba mucho por llevar un control muy rígido de lo que había escrito, llevaba una lista donde podía encontrar los títulos de mis poemas en el orden en el que habían sido creados, y en el libro en el que se encontraban, después solo escribía, la lista dejó de funcionar y así fue que perdí mucho material. La cuestión es, que así como por los títulos se puede dar una idea de cómo iba yo mutando. De lo huraño a lo filosófico, de ahí a lo social, la crítica a la religión y la falta de fe, después al refugio de la noche, luego al vacío, luego la sonrisa por Luna, otro vacío. El materialismo, el olvido… luego la aparición de la mujerzota, y por último, el ocaso de la historia de ese Aroón que se esfumó junto a la vida de estudiante.

Cuando empecé la universidad, aún no superaba el haberme despegado del CCH, de ese ambiente. Los viernes visitaba esa cantina del pueblo de los Remedios, lugar favorito mientras el bachillerato, lugar que ya le había mencionado. Los viernes, por ende, llegaba a la escuela un poco ebrio. A veces encontraba compañeros del grupo que me secundaban y terminábamos tomando cervezas en esa parte de la escuela que todo mundo visita alguna vez, ya sea a tomar cervezas, ya a fumar mariguana. Los murales.

Este año era, tiempo de transiciones, este año tuvo lugar la historia de Haydee y la de Ana. ¿Sabe usted que solo a una persona le he llevado serenata en toda la vida? Pues sí, sucedió que en alguna ocasión en que me reuní con mis amigos del CCH, en esas noches interminables de boleros y vino y ajedrez y Risk… estábamos en pleno canto, con guitarra y todo y era, esa misma noche de diciembre, el cumpleaños de Ana. Así que animados por mis súplicas, acabamos en la puerta de Ana quien no salió sino hasta haber tocado varias veces el timbre porque su sueño pesado no le permitía escuchar nuestro canto. Esto, puede verlo si quiere como un simbolismo, yo lo sabía, pero quería ignorarlo, hoy lo sé, lo supe poco tiempo después.“Su sueño no escuchaba mi voz”. No era ella la mujer que vuela.

Aunque lo que nos tocó vivir como pareja fue desechado por cuestiones causales, el haber estado con ella, determinó en parte, nuestros siguientes pasos por la vida, no de una manera tajante y absoluta, pero sí, de modo tal que a pesar de no estar juntos, nuestra historia siguió afectando nuestras vidas. Algo parecido pasa con las sombras. ¿Cómo habría sido todo si ella no hubiera hecho ese viaje a Xalapa?, no tenemos idea, las cosas fueron de ese modo y nosotros nos separamos, así tenía que ser y no por cuestiones de destino sino porque así se precisaba en nuestras vidas. Yo viví lo que me tocaba vivir de esa experiencia y sé que ella vivió la suya, a mi no me toca juzgar el cómo actúa la gente, porque a fin de cuentas, no me alcanza el juicio siquiera para someter a ello, mis propios actos. No hay aún, una sola cosa de la que sienta al menos un poco de arrepentimiento. Cada quien se queda con su propia conciencia.

Tan solo pasar a segundo semestre me había abierto nuevos senderos. Mi corazón, empezaba a experimentar algo que yo no conocía antes, es decir, un amor abierto y receptivo. Bueno, lo describo de ese modo, porque no se me ocurre otro modo de llamarlo y que no suene mal, porque he de decirle, que aunque ese tipo de amor fue catalogado por alguien como culofácil, a mi no me parecía tan vil. La cuestión es que me volví enamoradizo, amores que cruzaban como un respiro, por unas semanas, otros que duraban días, otros instantes… podían ser demasiados a un mismo tiempo. Yo amaba. Amaba sin reservas, amaba los ojos azules y tiernos de la niña de artes, amaba la piel blanca de la darketita linda, amaba la sonrisa coqueta de esa chaparrita que nunca supe quién era, amaba la mirada de Marley, amaba, por supuesto la cabeza pelona de la mujerzota y sus enormes ojos y su piel blanca. Casi siempre en silencio, amaba. Pero por encima de todo, amaba completamente a Luna. Con ella mi silencio fue a medias. Ella estaba enamorada de su novio con el que llevaba ya algunos años.

Cuando el primer año concluyó, sabíamos de antemano que el grupo en el que estábamos desaparecería, por lo que quedaríamos segregados en los diferentes grupos que restaban. De ese modo, conocimos a muchísima gente porque no solo fue la gente del grupo al que ingresamos sino que conocimos a la gente con la que convivieron nuestros conocidos del primer grupo. Así fue también, que Luna quedó en mi grupo y también que Ana se fue lejos. Ahora a la distancia, en el sentido temporal de la palabra, entiendo cómo es que no supe mucho de su vida durante esos tres años que restaron. Así también conocí a mis grandes amigos de la universidad. Maurichi, Adimar, Don Carlos y Víctor. Curiosamente ellos fueron, progresivamente, uniéndose a Luna y a mí. Jajaja, ¿sabe usted por qué razón? Todos querían conquistar a Luna, del único que no estoy seguro de ello es Víctor, porque es una persona bastante peculiar y no expresa casi nunca lo que siente pero lo que siempre puede tener para los demás es una enorme carcajada que contagia y un sentido del humor simple e irónico.

La ausencia se hace poderosa cuando uno se lo permite o cuando uno no sabe cómo poner un margen de existencia y participación de ésta. Mis ausencias se hacían poderosas, porque a pesar de que pocas ocasiones se me vio solo por la vida, mi pecho y mis brazos y mi espíritu estaban solos la mayoría del tiempo. Mi razón ponía en duda a la mujer que vuela. Fue ese y no otro el motivo de que a cada rato se me viera en una fiesta besándome con alguien, la siguiente ocasión con otra persona y así, cada fiesta, cada reunión y cada vez que socializaba en un nuevo círculo… terminaba besándome con alguien. Para algunos y algunas, yo era el tipo de gente que va por la vida viendo a quien se faja, sin embargo, como le decía, no era sino parte de mi búsqueda en un proceso de desesperación. Había intentado buscar a la mujer que vuela en todas las personas que me atraían, en las personas que de cierto modo despertaban en mí algún interés, pero, ¿y si no estaba ahí?. Tenía que probar en cada mujer que atravesara mi camino y que, por supuesto, tuviera la disposición de entablar una charla y claro, el posterior besuqueo. No siempre se quedaba ahí, a veces atravesábamos ese límite de los besos y pasábamos al cachondeo, sí, las manos en el cuerpo, a veces sobre la ropa otras por debajo de ella. ¿Lo ve? Era, como alguna vez, mucho tiempo después alguien dijo “un promiscuo”. Eso, me atrevo a adelantarle, lo dijo un amigo de Araceli, cuando supo que ella y yo teníamos planes de intentar una relación. Él decía “no, no mames, ¿con ese güey?, si ese güey es un promiscuo”. Bueno, esa imagen tuvo mucha gente de mí, y no me importa, yo no voy por la vida vendiendo la buena imagen, ni tratando de cambiar lo que la gente piensa de mí, simplemente yo sé lo que soy y es lo importante.

El asunto, es que la mujer que vuela nunca estuvo ahí, nunca sentí elevarme siquiera un centímetro de la tierra. Nunca me sentí tan desolado. Nunca me sentí tan pobre, al pensar en lo vil que eran mis actos al comparar a las mujeres con un sueño… ¿Cuándo podía estar alguna de ellas, al menos un poco cerca de la mujer que vuela?

Mis amores fugaces y repentinos y las posteriores soledades desatinadas me llevaron por una senda en la que aprendí a conocer a la soledad tan a fondo, que supe, en algún momento, que ella me necesitaba tanto, como yo a la mujer que vuela. Nos hicimos amigos, a veces amantes, se hizo pues mi confidente. Aunque debo aclarar, que no fue sino en otro momento de la vida en el que pude reconocerle toda su persistencia como un atributo. Cosa que me permitió, conocerme un poco más a fondo. Pude, en algún momento, ganar una batalla contra mí mismo.

Luna etérea llenaba mi entorno con olor a mundo nuevo, su sonrisa encantaba a más de uno. Más de uno tenía conflictos conmigo porque creían que yo andaba con ella. Ella igual, se ganó ciertos recelos, aunque no tantos como en mi caso. Esta situación, aunque se parecía a la de Ana, porque varios del grupo en primer año decían estar enamorados de ella y no solo eso, sino que aseguraban que ella les daba entrada, le dieron la espalda cuando supieron que era mi novia. No conformes con eso, se encargaron de envenenar a las chicas spice del salón, todas ellas, odiaron a Ana. A mí, nunca me vieron mal, solo ellos, con un poco de envidia, otro poco con resentimiento. Seguro pensaban “¿por qué con ese pinche negro greñudo y no conmigo?”. Yo no lo sé. Como tampoco sé por qué razón seguí causando conflictos en la vida de Ana, si yo estaba lejos. Alguna ocasión, Ana organizó una fiesta en la casa que rentaba, ésta estaba a unos cuantos metros de la escuela y compartía la vivienda con unas chicas norteamericanas que estaban en México de intercambio estudiantil. Estas chicas lindas y bellas, eran super pachecas, cosa que vino bien al asunto porque algunos de mis amigos también lo eran. Javo estaba ahí, fumaba. Luna estaba ahí, fumaba. Yo estaba con Luna, no fumaba… pero fumé. No sé si alguna vez ha probado usted la mariguana, pero esta, mi primer experiencia, me llenó de pasión, mi cuerpo se relajó, al amor brincó por todos mis poros… Yo me encontraba sentado en una cama, ella estaba sentada en el piso y su espalda quedaba entre mis piernas. Me agaché para besarle en la mejilla, pero pronto nuestros labios se unieron. Me prometí no volver a fumar si no era en presencia de Luna. Pero pronto, habría quedado rota esa promesa. Desde esa noche, mi amor se vio embrutecido, había sucedido algo entre nosotros, pero lamentablemente había sido resultado de un agente externo a nuestro juicio ordinario. Por supuesto lo aclaramos después. Entre nosotros no pasó nada.

Andaba por la vida con el corazón en las manos, aunque pareciera que lo llevaba más en los ojos, porque así como vi pasar una tarde a la mujerzota y quedé maravillado con ella, vi a muchas personas de las cuales parte de mi amor se desmenuzaba. La soledad me hacía ecos, tan comparables a las voces a las que tanto hace usted referencia. Mis ecos eran demasiados, no podía controlarlos, empuñaban ironías, amenazaban con desnudarme en algún momento. Necesitaba vaciarme porque lo que esos ecos reclamaban era, tan solo, un poco de sensatez, me pedían, que dijera la verdad. Esa verdad encerraba por lo tanto, un secreto doloroso… estaba dejando de creer en la mujer que vuela.

En algún momento que no sé precisar, volví con Yazmín. Esta fue la segunda de tres ocasiones que fuimos novios. Sabía que no era ella la mujer de mi sueño, en cambio era tangible, estaba a escasos pasos de mi. Estaba dispuesta a estar conmigo y para serle franco, no me fue difícil empezar a quererla. En ese tiempo, seguía viendo a mis amigos de la casa, nos reuníamos en casa de alguno a tomar, era costumbre ya, que termináramos borrachos y ese era todo el chiste. Sin embargo la situación comenzó a evolucionar cuando sus círculos sociales se ampliaron y con ello los vicios. Uno de mis amigos, estaba necio con que quería probar la cocaína desde mucho tiempo antes, pero una pequeña broma que le jugaron unos cabrones alguna vez le detuvo algún tiempo ante la posibilidad de volver a intentarlo. ¿Sabe qué le hicieron los muy hijos de puta? Le dieron a probar la supuesta cocaína, el muy estúpido se la metió por la nariz, así sin más, sin probarla ni nada. Estornudó unos instantes y acto seguido tras recuperarse del tremendo impacto que le había causado su primer inhalación, levantó la cara orgulloso y ellos entonces dejaron escapar unas cuantas risitas disfrazadas aún de emoción. “Me llegó hasta el cráneo” dijo “qué, ¿Sientes que te burbujea el cerebro?” preguntó uno de ellos… Soltaron la carcajada… era Sal de uvas. Eso sucedió cuando yo estaba aún en el CCH, tiempo también en el que a Job, mi amigo, le presentaron unas gotas de administración ótica que Charly, amigo de Job, se administraba por la nariz… Se ponían de un estúpido tal, que en la colonia se volvieron populares, más que por baratas, por las estupideces que hacían. Esas gotas, por ende, nunca las probé, porque para entonces yo no había probado la mariguana y todas esas cosas constituían una especie de tabú en mi vida. Pero ellos sí, por lo que los tiempos de la coca fueron bienvenidos en su forma de vida. Yo, tras mi experiencia en casa de Ana, y tras haber fumado otras ocasiones con Yazmín, no dudé mucho para probar el polvo en compañía de dichos amigos. Tuve, un periodo intenso pero corto, de inhalaciones. Lo curioso del asunto es que nunca sentí algo verdaderamente atractivo en ello, por lo que la ocasión en que visité las pirámides de Teotihuacan con Yaz y fumar en pipa bajo el sol y caminar en el empedrado entre el polvo, creer que caminaba en un barrio chino, esperar que salieran de pronto los ninjas y sentir de pronto una asfixia que me hizo doblar las piernas, no me costó trabajo alguno decidir que jamás volvería a meterme nada de esas cosas. Finalmente, mis verdaderos vuelos, los provocaba con ejercicios de respiración.

Conforme avanzaba la carrera, cada vez mi tiempo libre se veía más reducido, cada vez tenía menos oportunidad de ver a Yazmín. Una noche, sin más ni más, ella me terminó. Yo quedé en la duda, el desconcierto, el desamor… Y la razón no la supe sino hasta tal vez, un año más tarde.

Mi corazón, bajo el manto de la ausencia, bajo el influjo de esa soledad desbordante que no me permitía un rato de tranquilidad, encontró en un nuevo círculo social, un poco de dulzura. Mi hermana Sandra, conoció a una chica Coreana en el baño de la Facultad de Economía en C.U., se hicieron amigas, La chica coreana, de nombre Esha, vivía con otras dos compañeras coreanas que estaban aquí, igual por intercambio estudiantil. En una ocasión organizaron una comida a la que mi hermana me invitó y ahí conocí a Marín. El nombre de Marín, es el nombre que le asignó uno de sus profesores de español en Corea, su nombre real Hoe Riung Kim. Esta chica, bellísima, un poco gordita, pero bellísima, abordó mi corazón de inmediato y sin palabras. Su español era pobre, mi coreano, nulo. Pasábamos las noches hablando por teléfono, nos veíamos poco, pero ella estaba convencida de quererme, y mi caso era el mismo. ¿Se ha enfrentado usted alguna vez a un problema intercultural? El desenlace de esta historia es simple, triste, desolado. En su cultura, las mujeres solamente pueden tener un novio en la vida, ese novio es, básicamente su marido, cuando aceptan ser novia de alguien, aceptan, al mismo tiempo, compartir con esa persona, el resto de su vida. Esa premisa le dirá, por ende, el final de esa historia… nunca fuimos novios. Ella regresó a Corea, nunca supe más nada de ella. Mucho tiempo, estuve pensando historias locas, como ir a buscarla al vecino país Corea del Sur. Me metí a estudiar el idioma, pero la vida nos juega bromas de las que no podemos reír sino hasta pasado el tiempo. Aunque pasara el primer nivel con 100 puntos y aunque tenía la determinación de seguir, algo cambió el rumbo de mis planes. Hubo una crisis en Asia, por el 97, la embajada coreana, por falta de recursos, no quiso renovar el contrato de la Maestra de coreano y se terminó el curso. Era la única maestra que impartía el idioma. El CELE, de la UNAM, era el único lugar que yo supiera que lo impartía. Eso solo quería decir una cosa. Adiós Hoe Riung Kim.

Continúa...

Thursday, December 23, 2004

IX El sendero del sexo

(Capítulo editado)

En alguna ocasión, cuando tenía como ocho años escuché en la radio un promocional sobre el uso del condón, al instante le pregunté a mi madre “¿qué es el condón?”, ella, con risita nerviosa, tras una breve pausa, terminó por decirme que era muy niño para entender eso y que me lo diría cuando fuera un poco más grande. Yo creo que ella me sigue considerando un niño porque nunca me dijo nada. Aprendí lo que era cuando aún no terminaba la primaria, tenía unos compañeritos que eran muy precoces y hablaban de cosas que yo no entendía, en realidad, aunque supe lo que era un condón, no podía comprender como para qué servía.

Poco antes de salir de la secundaria, con catorce años, entré a trabajar a una farmacia. De algún modo, sin saberlo, estaba preparando un poco del terreno para mi desarrollo profesional, pero esa es otra historia. En la farmacia era yo el único empleado, el dueño estaba casado y su esposa estaba a punto de dar a luz a un pequeñito de ascendencia Salvadoreña. Hedí, el dueño era buen tipo, o por lo menos se comportaba así, claro, hasta un día que terminó dándome unos golpes contra el suelo porque lo desesperé con provocaciones altaneras, yo influenciado por un amigo llamado Job. Al principio, estaba de medio tiempo porque estaba en la escuela. Aprendí, sin embargo a llenar los pedidos con las claves de los medicamentos y productos, para que cuando llegase el representante de Marzam, el distribuidor, ya no le tomara mucho tiempo levantar el pedido. Aprendí un poco sobre los medicamentos, sus compuestos y sus usos, aprendí sobre enfermedades. A tal grado, y apoyado en una pequeña guía, que en ocasiones hacía prescripciones, por supuesto nada grave, cosas sencillas como, ungüentos para infecciones de piel, tabletas para las molestias de garganta, cápsulas para infecciones estomacales, pastillas para los cólicos menstruales, tabletas para el dolor de muelas, antigripales, etcétera. Las cosas más comunes. Aunque debo referir, eso sí, que alguna vez, por un error estupidísimo, casi dejo ciega a una señora, para colmo hermana de una vecina mía. Ella llegó con su receta, pidiendo Cloramfení para los ojos, yo le di Cloramfení ótico, no oftálmico. Las concentraciones de la sal o sustancia activa, no pueden ser comparadas, los medicamentos de administración oftálmica siempre serán mucho menos concentrados que los de administración ótica. El caso es que regresó a los pocos días sin mejora en sus ojos y, por el contrario, casi con ceguera, independientemente de la tentativa de demanda a la farmacia. Se arregló el asunto cuando se reconoció como error de ambas partes y se asumió como tal, pagando el tratamiento de la señora por partes iguales entre ella y la farmacia.

En alguna ocasión, otro vecino, entró ya casi a la hora del cierre, con aire despistado, volteando a uno y otro lado, mirando en los estantes y volteando misteriosamente a todos los anaqueles, entonces se acercaba y pedía un chocolate como el que está en esa vitrina. Unos chicles de esos. Se paseaba otra vez de un lado al otro. Volvía a mirar entre los anaqueles. Volteaba a verme como con un poco de desconfianza. Regresaba la vista a los estantes. Caminaba, dudaba, ensayaba el gesto. Yo me daba cuenta. No encontraba a la vista lo que quería. Yo sabía lo que quería. Él no se animaba. Volvía a pedir algún dulce, alguna golosina, algo. Buscaba algo con la vista, pero no estaba ahí donde buscaba. Donde buscara no encontraría, en realidad no había, pero él no lo sabía. Tenía vergüenza… “¿Tienes condones?” se animó a preguntar en voz casi baja y con gesto de complicidad, como acordando que yo no dijera nada. Como si yo fuera a publicarlo en Internet, ¿qué le pasa?. “No, no tengo… se terminaron por la tarde”. Qué pena. Hubiera podido decirle que no era necesario que comprara las cosas que había pedido, pero no lo hice por la sencilla razón de que las ventas de ese día habían sido muy bajas, así que cualquier pesito que entrara a la caja era bien recibido. Finalmente supongo que aprendió, que la siguiente vez debe ir directo al grano y dejarse de pendejadas. Pendejadas en el sentido estricto, la timidez y eso. O ¿qué pensaba? que si pasaba más tiempo viendo los dulces saldría el verdadero encargado de la farmacia?. En fin, habrá llegado con su esposa a decirle “¿qué crees mi amor? que no vamos a echar pasión pero te traje unos chocolates y unos chicles de consolación.”

La farmacia fue una parte importante de mi vida. En primer lugar, fue el primer negocio serio del que fui responsable, es decir, el encargado. Había ocasiones en que el dueño no visitaba sino una sola vez a la semana. Mientras, yo abría, limpiaba, atendía, cerraba, hacía los pedidos para resurtir los medicamentos, me pagaba mi sueldo, en fin. Era el chico de la farmacia. Frente al local había un terreno baldío que ocupaban los Boy scout para sus prácticas o reuniones o como las llamen. Yo esperaba ansiosamente las 2:00 p.m. del sábado, hora en que se reunían. Mi ansiedad malsana por ver a Blanca, la niña güerita de ojos claros, boca pequeñísima, cabello quebrado y cachetitos de bolita. Yo la veía sábado tras sábado, la observaba, me brotaba la sonrisa solo de verla.

Aunque yo estaba en la secundaria y estaba enamorado de Leticia, sabía en el fondo que ese era un caso perdido y por más devoción que tenía por ese amor, no podía evitar pensar en Blanca de vez en cuando. La secundaria estaba llegando a su término y yo, nunca había besado a alguien. La semana completa la pasaba pensando en Leticia, suspirando por Leticia, amándola en silencio. En el silencio que yo mismo había impuesto. Un amor ya sin palabras, sin miradas, sin tacto. La secundaria terminó y aún no sabía lo que era un beso.

En ese tiempo comencé a tener amistades con otros chicos de la colonia, porque con los que me juntaba anteriormente dejaron de hablarme porque en alguna ocasión el dueño de la farmacia les quitó su balón de americano cuando éste golpeó los cristales de la vitrina. El dueño no se los quiso dar y pensaron que yo había tenido algo que ver con eso, no entendieron nunca que no era asunto mío. No entendieron que intenté devolverles el balón pero que él no quiso. El caso es que mis nuevas amistades fueron… ¿cómo decirlo?, una nueva etapa, quizá. Entré a un nuevo plano, ellos eran de esos chicos traviesos, de los que se van de pinta, de los que rayan las paredes, en fin, con el tiempo fuimos descubriendo nuevas formas de divertirnos y de hacer maldades. Sin embargo, lo importante es que uno de ellos, Jorge, para colmo, Jorge el gordo, tenía una amiga compañera de su escuela, con la que él quería andar, esta chica tenía una hermana, que cuando nos conocimos, le dijo a su hermana y ella al gordo y el gordo a mi, que yo le gustaba. Esa fue, la primera vez, que supe, que yo le gustaba a alguien, así que aunque ella no me gustaba, le tenía, no sé, cierto agradecimiento. Yo sé que suena estúpido, pero es real. Esto, es algo que solo una persona con complejo de pinche negro feo, podría entender. Así que, a pesar de la timidez de la niña, a pesar de la timidez mía, una noche que les visitamos, platicaba con ella, le pregunté que si quería ser mi novia. Aceptó. Jajaja, lo chistoso, lo hermoso de esa historia, es, precisamente eso, yo no sabía más qué hacer, era tan inexperto en eso, que cuando me dijo que sí, yo no supe si tenía que decir algo, hacer algo, o salir corriendo… me quedé sentado como estábamos, creo que le tomé la mano y nos quedamos callados mucho tiempo, hasta que el gordo se estaba despidiendo y empezó a decir que ya nos íbamos. Aún de la mano, nos levantamos, las rodillas me temblaban. No sabía cómo tenía qué hacerlo. Cerré los ojos, me quedé tieso, o casi. Nos dimos un beso de pollito. Muy tierno.

Virna, es el nombre de esa niña, la primer mujer que tocó mis labios. Fuimos novios pocos días, porque en realidad a mi no me gustaba, y a decir verdad, me avergonzaba que me viesen con una novia. No sé de donde saqué esa clase de pudor, pero supongo, que ese era un rubro tan inexplorado en mi vida que a mí mismo sorprendía, no sé de dónde saqué esas ideas, pero eso me pasaba, quería que nadie supiera que yo andaba por ahí en la calle tomado de la mano de una niña. Desafortunadamente no la quise, me hubiera gustado poder contarle a usted, por ejemplo, que mi primer beso fue de mi primer amor, pero no fue así. Afortunadamente, ella sí sabía besar y aprendí un poco acerca de ese arte. Aunque todo lo que aprendí en materia de besos, desde esa ocasión hasta hace pocos años se quedara en el olvido junto a los labios de alguien que no recuerdo. Pero eso se lo platicaré después.

En una ocasión, sábado después de las 5:00 pm llegaron tres niñas con uniforme de Boy scout a la farmacia, una morenita de chinos negros y largos, otra morena más delgadita y de cabello lacio y la otra, Blanca. Estuvieron ahí un rato, casi como el señor de los condones, pero ellas comprando a parte de los dulces, chupones y jeringas. El caso es que a diferencia del señor ellas no iban por condones, ellas no tenían objetivo de compra. Lo supe cuando al sábado siguiente aparecieron de nuevo pero esta vez en un tono más amistoso y ya casi sin comprar cosas haciendo más plática. No sé cómo fue exactamente pero me hicieron saber que yo le gustaba a una de ellas. Desafortunadamente no era a Blanca sino a Uri, la niña delgadita de cabello lacio. Ellas siguieron visitando algunas veces, yo era feliz de ver a Blanca, aunque el objeto que le traía fuese otro. No importaba, ella estaba cerca diez minutos. Dejaron de ir cuando les hice saber que Uri no me gustaba. Sin embargo para esas fechas, yo tenía unos amigos que eran amigos de ellas a la vez, así que no dejé de ver a Blanca. Por el contrario, una ocasión, muy poco tiempo después de la ausencia de sus visitas a la farmacia, nos encontramos en la calle y ella se acercó a mi y me dijo que quería hablar conmigo. “Si, por supuesto, tú dime cuándo” “Hoy a las siete, te veo aquí mismo” “de acuerdo”.

Volví a mi casa con el corazón hecho un nudo. Por un lado pensaba que me hablaría de Uri. Por el otro no podía dejar de hacerme ilusiones. Me calmé obligándome a no soñar para evitar caídas innecesarias. Acudí a la cita. No pude ocultar mis nervios. Ella ya estaba cuando yo llegué. Traté de disimular, trataba de mostrar seguridad, mis palabras salían casi como cortadas, pero salían. “Dime” “quieres hablar aquí o vamos a otro lado?” “como quieras” “aquí entonces” “Y bien… qué querías decirme?” “uhmmm… que tu me gustas”. Ya se imaginará mi cara, no la puedo describir. La conversación duró poco, cerca de 15 minutos. Le dije que ella también me gustaba, claro, después de una charla bastante estúpida que tuvimos porque yo trataba de asegurarme que ella no me estaba tomando el pelo, ese tipo de cosas, en mi vida, eran… inexistentes, hasta entonces. Nos despedimos, quedamos de vernos de nuevo, me dio un beso a media boca y se fue.

Esa tarde noche, volví a mi casa con algo más que temblor de rodillas, mi mente no podía dejar de hacerme bromas. Sí, mi mente me hacía pensar cosas absurdas como que todo eso era un plan para algo maquiavélico, que alguien quería burlarse de mi o algo. Ya sabe, cuando uno empieza de paranoico, es difícil evitar que las pendejadas invadan los pensamientos. Finalmente, dejé de pensar en esas cosas porque la emoción ganó por encima de todo y me dejé llevar… Fue fácil enamorarme porque a fin de cuentas llevaba tiempo ya que ella formaba parte de mis pensamientos. Empezamos una relación, divertida y no, porque pasábamos las tardes en su casa, su madre trabajaba todo el día, así que yo iba a su casa y ahí estábamos, no sé, a ciencia cierta qué hacíamos, pero se nos iba la tarde, platicábamos mucho, jugábamos.

Su casa era muy amplia, ella solo vivía con su madre y un perrito del cuál no recuerdo el nombre, pero el caso es que era demasiada casa para ellas dos. El cuarto en el que ella y yo pasamos esas pocas tardes era el cuarto de juegos y tareas, porque, aunque podía llevarse muy bien con su mamá, no estaba bien que estuviera sola con un chico en la casa. Además, yo no era un novio oficial ante su madre, claro, era peor, “¿cómo va a estar sola la niña con su novio toda la tarde encerrada en la casa?”. Yo era el chico que le estaba ayudando con las matemáticas, el chico que tenía la gentileza de usar sus tardes para enseñarle matemáticas a la muy burra. Jaja, no era cierto, por supuesto. Del cuarto de juegos se podía acceder a una pequeña terraza en la que había una escalera que conectaba con la azotea. Dicha escalera, de metal, de amplios escalones, servía también para sentarse y observar el cielo, en particular si ella se sentaba en el cuarto escalón y yo me quedaba parado al pie del primero y luego flexionaba las rodillas quedando a la altura de su cara. Más, si el ambiente se tornaba nocturno y si su rostro adoptaba un aire de seriedad y serenidad, y volteaba al cielo. De las pocas tardes que pasé con ella, de los pocos días que fuimos novios, el mejor recuerdo es una tarde en esa escalera.

Aprendí a ver el cielo por ella. Esa ocasión, ella relataba que solo una ocasión había visto algo raro en el cielo, algo como una estrella fugaz. Ella describía esa estrella como un punto luminoso que se desplazaba lentamente en el cielo. Yo pensaba que no era tan fugaz entonces. Ella miraba el cielo. Justo en el momento en que ella hacía la descripción de aquel cuerpo celeste, apuntó al cielo y dijo “exactamente como esa”. Miré, efectivamente había una estrella desplazándose lentamente por el cielo.

No podía ser una casualidad, eso debía significar algo, pero por lo pronto, yo tenía que aprovechar para pedir un deseo porque, las estrellas fugaces no tan fugaces, no se ven todos los días. ¿Cuál fue mi deseo?… Yo sé que no se debe responder a una pregunta con otra pregunta, pero… ¿Qué habría deseado usted?.

Esa relación terminó la tarde en la que yo la estaba esperando en casa de una de sus amigas donde nos habíamos reunido, pero ella salió a la papelería a comprar no sé qué cosa. Pero ella tardaba y tardaba y tardaba… salí de casa de Azyadé, caminé hacia la papelería, ella no estaba ahí, pronto la encontré pero estaba ahí, parada, hablando con su ex novio. Por cierto el tipo me odiaba y regaba por ahí, entre la gente, que me golpearía. Yo tenía miedo, pero no mucho. Ellos estaban platicando, yo observaba a distancia, ella no me había visto. De pronto, él le dio un beso en la mejilla, supuse que se estaban despidiendo, pero siguieron ahí. Parados. Platicando. Yo me encabroné, hice drama, lo reconozco, me vi mal, pero lo hice, caminé rápidamente pasé por un lado de ellos, no volteé a verlos, me fui. Lloré, lloré toda la tarde.

Por la noche fui a buscarla, estaba desesperado, No tardé en encontrarla, pero cuando me vio puso gesto de molestia. –“quiero hablar contigo”– dije – “no, ya no tiene caso”,– respondió. Ahí terminó todo, y sufrí amargamente por esa primer relación en la que había cometido un error estupidísimo. Los celos. Decidí, nunca más volver a ser celoso. Y aunque me valió el efecto por algunos años, reconozco que algún día, esos celos malsanos volvieron a mi ser.

Después de Blanca, ese asunto de las novias, no fue ya un asunto tan ajeno, aunque sí complicado y lento. No recuerdo muy bien cuánto tiempo pasó desde que terminó la relación con ella, para que yo empezara otra, pero supongo que fue un periodo poco largo.

Ya empezando el nivel bachillerato, en CCH Naucalpan, como ya le había mencionado. Mientras yo pasaba de ese sistema de reclusión de las secundarias públicas, a un sistema en el que todo va por cuenta propia, es decir, que si uno estudia y entra a clases es por voluntad y no porque lo estén correteando ni vigilando, también mis actividades se iban transformando, mis amistades. Por supuesto, ya sabrá cuáles fueron las consecuencias, bueno claro, los resultados ya se los platiqué. Primer y segundo semestre me convertí en un borracho. De los amigos de la colonia, dos estaban aún en la secundaria 33 y otro en la 37; el punto es que estaban en secundaria y se iban de pinta casi todos los días, para quedarse en casa de Tomás, ya que su mamá se iba a trabajar y entonces su casa se volvía un cuartel para nosotros, me uní a esas reuniones matutinas de alcohol o de billar. Mis clases se volvieron ausentes casi del todo, mis amigos en el CCH hicieron otro poco, porque las veces que sí acudía a la escuela, nos íbamos a las cantinas del pueblo de los remedios, nos poníamos, por lo general los viernes, tremendas borracheras de esas que uno termina vomitando. No aprobé materia alguna de esos dos primeros semestres. Durante ese primer año, mi corazón se ocupó de Carolina, una chica que sabía reír y sabía ser franca, transparente. Esas eran sus cualidades, su belleza radicaba en ello y no tanto en lo físico. Físicamente, me encantaban sus ojos, su mirada. Pero para ella las cosas no fueron igual, aunque me tenía mucho cariño y aunque llegó a dudar un poco cuando le dije que quería que fuésemos novios, en el fondo su corazón se había fijado en mi amigo el árbol. Él, fue conociéndole también, de modo que descubrió el por qué ella atraía tanto y finalmente, en una práctica de campo que realizó una maestra de “lectura y redacción” a la bella ciudad de Guanajuato, ellos se volvieron novios. Yo, solo los vi un poco con tristeza, aunque también me alegraba por ella, porque estaba, finalmente con alguien que ella quería estar. Mucho tiempo le seguí queriendo, pero las cosas nunca fueron iguales. Para cuándo me fui a Chicago, ella y Sadoth, constituían mis recuerdos sentimentales, mis motivos de cartas escritas en la distancia, y jamás enviadas. Lo triste y curioso del asunto es que años después, cuando los caminos de todos nosotros se vieron alejados, en una de esas reuniones que uno procura para ponerse al tanto de la vida de los amigos y termina por ser una de recuentos y abrazos y alcohol y te quiero un chingo y todos ustedes son mis hermanos, me enteré que ella, Carolina, para cuando yo regresé de Chicago, quiso andar conmigo, pero yo no le hice caso, según contaron. Yo ni me enteré. Además, para entonces, cuando yo regresé, mi corazón había cambiado, mi persona había cambiado, mi forma de ver la vida… había cambiado, por lo que, probablemente, aunque todavía le tenía mucho cariño, ya no hubiera podido ser su pareja. Mi corazón había experimentado el amor, de la mujer que vuela.

Usted, Mariposa, puede formular muchos pensamientos, incluso, puede quizá hasta llegar a emitir algún juicio por las cosas que le contaré. Sin embargo, quiero que sepa, que si le cuento todo esto, no es, sino por la misma razón por la que le he contado todo lo demás… es este, un compendio en el que se tejen los hechos que me han traído aquí, a este instante, por lo que no es de mi interés disfrazar nada, por el contrario, revelar mis verdades. A partir de este momento, quizá, mi historia no parezaca ser tan grata.

En los tres años siguientes a mi primer beso, en el ámbito amoroso, hubo muchos vaivenes. Yo estaba aprendiendo a penas desde lo más mínimo necesario para crear una relación, para mantenerla, para hacerla sólida, por supuesto, todas esas cosas yo las ignoraba, eran cosas que conocía quizá de platicado y no de experiencia. Razón, y no justificante, de haber actuado muchas veces como un estúpido, otras como un ojete, pero la mayoría, como un simple niño. Así fui, días o semanas, de beso en beso, de boca en boca. De Blanca a las cartas quasi cómicas con Nayeli; de Nayeli a los cigarros Benson con halls de Griselda la chango y el drama de llorar por un engaño; de la chango al contacto sexual por encima de la ropa con Aremy, la hermana de una muy querida amiga llamada Kelly, quien por cierto estuvo siempre en desacuerdo con ser mi cuñada; de Aremy a las caminatas por la calle con Alejandra y sus pleitos de que yo no le ponía atención; de la falta de atención al engaño y posterior olvido con Yazmín, quién conocí cuando ella llevaba ya 4 o 5 años enamorada de mi y quien por cierto no me gustó cómo besaba; de los besos envolventes de Yazmín a los rincones con la pequeña Mariela y su faldita de secundaria, además de la insistencia en que dejara de tomar y de fumar; de las restricciones de Mariela de nuevo a las banquetas con Alejandra quien regresó para vengarse; de la venganza a la mamonería de Ana Luisa quien seleccionó a su novio como si fuera un casting, y lo cortó como de pasadita; de los patines de Ana Luisa a las tardes de manita sudada con Itzel, quien estuvo tras la reja de su patio por un castigo que le pusieron, y a quien no pude besar por la misma situación… mi cabeza no cabía entre las rejas. En fin, años curiosos, de descubrir, de aprender. Casi al final, de esos tres años, habíamos cambiado ya, los chicos ya no estábamos tan chicos y las cosas que nos divertían e interesaban ya no eran las mismas. Las reuniones que hacíamos tenían el objetivo de que las chicas se emborracharan junto con nosotros y sus impulsos sexuales afloraran tanto como los nuestros. Claro está, que de ellos, solo Tomás y Jorge el gordo sabían lo que era tener relaciones sexuales. Ni Aristebrio (Aristeo), ni el Scooby (Gabriel) ni yo, conocíamos esos terrenos. Como chicos que éramos, tratábamos de propiciar las cosas. La verdad de todo ello, es que a mi me mataba de terror el asunto, solo pensaba “si me temblaron las rodillas con el primer beso… no quiero ni imaginarme en mi primer relación”.

Aristebrio tenía una amiga de la secundaria en la que él había cursado, él nos platicaba de ella como una chava muy alivianada y “open mind”. Mayra, la amiga, pronto apareció en nuestras reuniones, era la única chica en nuestras borracheras, Mayra y los cuatro. A veces venía con ella una amiga, quien por cierto era hermosa, pero que pronto dejó de visitarnos cuando vio el tipo de cosas que su amiga y nosotros hacíamos. Las primeras veces, eran reuniones que, por mucho llegaban al juego de botella y los besitos; poco a poco fueron los juegos de botella de prenda y posteriormente ya era de casi todo. Aunque por un tiempo guardamos un pequeño espacio de privacidad, la verdad es que en algún momento, todo degeneró a tal grado, que los castigos pasaron a lo sexual propiamente dicho.

Una tarde de esas de alcohol, sucedió. Pero no fue grato, ella estaba perdida de borracha, yo solo un poco. No fue por un castigo del juego, en realidad todos se habían salido excepto ella y yo. Lo recuerdo como algo verdaderamente triste y feo… No sentí nada, no pensé nada, solo sucedió, casi como si no hubiera sucedido, por lo que después de esa tarde, seguí pensando que no sabía lo que era tener relaciones sexuales.

En mi cumpleaños número dieciocho, hice una fiesta en mi casa. Se llenó de gente, acudieron muchas de mis exnoviecitas de esas de días y de semanas. Acudió Mayra igual, esa noche, me dijo que me tenía un regalo… -¿Qué regalo? - Te lo doy allá arriba, en tu cuarto - Esa vez, fue un poco distinto, sentí… algo sentí… no estábamos borrachos por lo menos… aunque a decir verdad, tampoco fue una experiencia muy grata. Tanto, que no volví a experimentar la sexualidad sino hasta unos años más tarde, y eso, por que la vida se fue a una pequeña trinchera en la que la sexualidad se volvió un elemento de vital importancia, vital, en toda la extensión de la palabra… Y aún después de eso, pasó mucho tiempo, para que encontrara un poco del significado de “hacer el amor” .